Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, aceptó declararse culpable el próximo lunes ante una corte federal de Chicago, la misma donde su hermano Ovidio concluyó una negociación similar en julio pasado.
La Fiscalía para el Distrito Norte de Illinois informó hoy a la jueza Sharon Johnson Coleman que la audiencia del 1 de diciembre, originalmente programada solo para dar seguimiento al estatus del caso, ahora será para que Guzmán López cambien su declaración inicial de no culpabilidad.
El aviso a la Corte ocurrió cuando casi toda la actividad oficial en Estados Unidos está suspendida, por el fin de semana largo del Día de Acción de Gracias.
Guzmán López enfrenta 15 cargos de dirección de una empresa criminal continua como cabecilla del Cártel de Sinaloa, narcotráfico, lavado de dinero y uso ilegal de armas.
Está por verse si el acuerdo con la Fiscalía será parecido al que firmó su hermano menor Ovidio. Este último fue extraditado, pero Joaquín se internó voluntariamente a Estados Unidos para entregar a Ismael «El Mayo» Zambada.
Ovidio aceptó su responsabilidad en cuatro de los 15 cargos incluidos en dos acusaciones presentadas en su contra en Chicago y en Nueva York, dos por narcotráfico y dos por empresa criminal continua.
Como parte del trato, este aceptó ser colaborador permanente de las autoridades estadounidenses, siempre que sea requerido para proveer información o rendir testimonio, además del pago de una multa de 80 millones de dólares.
La jueza Coleman, al aprobar ese acuerdo, dejó en suspenso la fecha en que dictará la condena contra Ovidio, que tendría que ser de al menos 20 años de cárcel.
El abogado de Joaquín es Jeffrey Lichtman, que también defendió a su padre y hermano.
Joaquín Guzmán López, de 39 años, ingresó a Estados Unidos el 25 de julio de 2024 en un avión privado Beechcraft King Air, que aterrizó en un pequeño aeropuerto en Nuevo México.
En el vuelo también iba «El Mayo» Zambada, socio histórico de «El Chapo» al frente del Cártel de Sinaloa, quien acusó a Joaquín de engañarlo para secuestrarlo.
Este episodio originó la guerra entre las dos facciones del cártel, que ha asolado a Culiacán desde hace más de un año.






