Marcelo Pérez, de origen tsotsil, fue atacado ayer, cuando salía de oficiar misa en San Cristóbal de las Casas; ya había recibido amenazas de muerte
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS.
El sacerdote Marcelo Pérez, defensor de los pueblos indígenas y los derechos humanos, fue asesinado a tiros ayer, en el barrio Cuxtitali de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, luego de oficiar una misa.
El párroco, de origen tsotsil, recibió diversos impactos de bala por parte de dos personas que viajaban a bordo de una motocicleta y que huyeron.
De acuerdo con información preliminar, dos miembros de la organización delictiva de Los Motonetos, brazo armado del grupo criminal Sentimientos de la Nación, fueron los que dispararon contra el cura en cinco ocasiones.
Conocido como Padre Marcelo, había sido amenazado de muerte debido a su activismo en las comunidades indígenas de Chiapas, desde hace cuatro años, situación que se intensificó tras servir como mediador entre el grupo delincuencial El Machete y autoridades estatales, luego de la desaparición de 19 personas en el municipio de Pantelhó, en 2021.
También era intercesor en los conflictos sociales en las comunidades indígenas y mantenía un movimiento por la paz, ante la presencia del crimen en Chiapas.
Matan a cura mediador entre el crimen y civiles
El padre Marcelo Pérez Pérez, destacado activista en favor de los desplazados y afectados por la violencia en Chiapas, fue acribillado de 5 tiros por sujetos en motocicleta.
El sacerdote Marcelo Pérez Pérez fue asesinado la mañana de ayer cuando salía de oficiar una misa en la iglesia del barrio Cuxtitalli, al norte de San Cristóbal de Las Casas Chiapas, confirmó la Fiscalía estatal.
De acuerdo con información preliminar, dos gatilleros de la organización delictiva de Los Motonetos, a bordo de una motocicleta, le dispararon en cinco ocasiones.
Con radios de comunicación, rifles de grueso calibre o pistolas en bolsas que se conocen como “mariconeras” y una motocicleta para huir a toda velocidad son las características de los pistoleros de la organización criminal conocida como Los Motonetos.
Esta célula establecida en San Cristóbal de las Casas es un brazo armado del grupo criminal Sentimientos de la Nación, pero también como gatilleros del llamado Cártel de San Juan Chamula (CSJC) o también conocido como grupo Sentimientos de la Nación, considerada la primera organización indígena de la delincuencia organizada en el país.
El homicidio del padre, de origen Tsotsil, ocurrió en el barrio Cuxtitali, cuando éste terminó de dar una misa en la parroquia de Cuxtitali, que está a su cargo, y abordó su automóvil para dirigirse a la iglesia de Guadalupe a oficiar otro rito religioso. Elementos de la Policía de Investigación arribaron al lugar después de un reporte, donde encontraron al sacerdote sin signos vitales.
Al lugar arribaron elementos de la GN, Ejército y de Servicios Periciales de la Fiscalía estatal. La muerte del sacerdote conmocionó al sector católico.
Desde hace 4 años, el también párroco de la iglesia de Guadalupe de San Cristóbal de las Casas había recibido amenazas de muerte y estas se recrudecieron tras la desaparición de 19 personas en el municipio de Pantelhó, tras servir como intermediario entre el grupo El Machete y autoridades estatales.
El Machete es grupo rival del clan de Los Herrera, contra quienes se disputan el poder político en Pantelhó.
Tras el homicidio, feligreses de las parroquias en las que oficiaba misas expresaron su tristeza en redes sociales y destacaron que era un “defensor de la gente” al haber sido “la voz de muchas injusticias” en la región.
El padre Marcelo era un activista a favor de los miles de desplazados chiapanecos de los municipios de Chenalhó y Pantelhó, a quienes visitaba en sus comunidades para darles esperanza de un pronto regreso a sus hogares.
Por la desaparición de 19 personas en Pantelhó, la Fiscalía estatal le había librado una orden de aprehensión, la cual no ejecutó.
El homicidio tiene varias líneas de investigación, una de ellas es el posible involucramiento en el hecho el llamado de clan de Los Herreras, de Pantelhó.
La otra línea de investigación es hacia la delincuencia organizada. El sacerdote era intermediador de los conflictos sociales en las comunidades indígenas y mantenía un movimiento por la Paz ante la presencia de la delincuencia organizada en Chiapas.
La tarde de ayer, el cuerpo del presbítero arribó a la Iglesia de Guadalupe, donde los feligreses los recibieron con gritos de ¡justicia!
Ya se indaga el homicidio
Por Arturo Páramo
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que ya se realizan las investigaciones para determinar quiénes son los responsables del asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez la mañana de ayer en el municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
“Estuvo en contacto la secretaria de Gobernación. Mañana (hoy) informamos. Estamos en contacto y se están haciendo las investigaciones. Se está atendiendo. Estamos en contacto con las autoridades eclesiásticas”, dijo la mandataria federal.
La titular del Ejecutivo federal fue entrevistada al terminar una asamblea informativa de programas sociales en Progreso, Yucatán.
Ayer, Pérez Pérez fue asesinado cuando salía de oficiar una misa en la iglesia del barrio Cuxtitalli, al norte de San Cristóbal de Las Casas.
El homicidio del padre de origen tsotsil, ocurrió en la calle Las Peras esquina con calle Franz Bloom del barrio Cuxtitali, cuando el padre terminó de dar una misa en la parroquia de Cuxtitali, que está a su cargo, y abordó su automóvil para dirigirse a la iglesia de Guadalupe a oficiar otro rito religioso.
“El crimen organizado ha sembrado miedo y dolor”
La Compañía de Jesús en México expresa su más enérgica condena por el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, párroco de la iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas. El ataque ocurrió ayer mientras se dirigía al templo de Guadalupe, después de oficiar misa en el barrio de Cuxtitali.
El cura fue sido un símbolo de resistencia y acompañamiento para las comunidades de Chiapas durante décadas, defendiendo la dignidad, los derechos de los pueblos y la construcción de una paz verdadera. Su compromiso con la justicia y la solidaridad lo convirtió en un referente para quienes buscan un futuro sin violencia ni opresión.
“Rechazamos cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados. El crimen organizado ha sembrado miedo y dolor en diversas regiones del país, y Chiapas no es la excepción. La violencia en esta región refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del estado, aseveró.
Además urgió a las autoridades para que respondan con firmeza y restauren el orden y el Estado de derecho.
“Los Jesuitas de México condenamos la creciente ola de violencia que asola el estado de Chiapas y otros territorios del país. Esta región sufre no sólo asesinatos, sino también reclutamiento forzado, secuestros, amenazas y el saqueo de sus recursos naturales”.
Exigen atender demandas
“Es fundamental que se atiendan las demandas de la comunidad de Pantelhó y se respete la voluntad de las autoridades legítimamente elegidas por la población. La paz no será posible sin escuchar y dar respuesta a las necesidades de las comunidades que, desde hace tiempo, luchan por su autonomía y seguridad”.
Asimismo, reiteró su solidaridad con la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, las comunidades afectadas y con la familia del sacerdote, “uniéndonos en oración por su eterno descanso y el consuelo de quienes lloran su partida. Compartimos con ellas el anhelo de paz, justicia y dignidad que él testificó con su entrega pastoral y servicio incansable”.