– A través de talleres, infusiones y ceremonias, la sommelier potosina busca romper mitos y acercar a la gente al verdadero mundo del té.
En medio de la pandemia, cuando la incertidumbre dominaba la vida diaria, Valeria Siller Payán decidió apostar por un sueño: abrir una barra de té en San Luis Potosí. Lo que empezó como un hobby en su casa, rodeada de tazas de cerámica, plantas e infusiones, se convirtió en un proyecto que hoy celebra cinco años y cuenta con dos sucursales.
En entrevista para Ingrata Noticia Valeria Siller Payán Sommelier y fundadora de Nateava, comparte cómo el té le permitió crear comunidad, cultura y un espacio de calma en medio del caos.
El mayor obstáculo, asegura Valeria, ha sido la falta de cultura sobre el té en México. “La gente lo asocia con un remedio, con algo aburrido. Mi misión ha sido mostrar que puede ser una bebida versátil, divertida, con mezclas atractivas”. Por eso imparte talleres, desde catas hasta ceremonias, y ha convertido la educación en una parte central de Nateava.
¿Cómo surgió la idea de emprender con Nateava y qué la inspiró a enfocarse en una barra de té?
Todo nació por un gusto personal, literalmente era mi hobby. No era específicamente con el té; en esos años ni siquiera lo conocía. Lo que solía tomar más eran tisanas y, poco a poco, sin darme cuenta, fui generando mi propio rincón de té dentro de mi casa: puse plantas, unas tazas —porque me gusta mucho la cerámica—, mi tetera, mis infusiones, y se convirtió en un momento muy especial de mi vida.
Más adelante, durante el COVID, empecé a cuestionarme qué iba a hacer con mi vida. En ese entonces ya me dedicaba a alimentos y bebidas, y fue cuando decidí emprender con una barra de té. Ahí comenzó mi estudio como sommelier, que me llevó un año; lo hice en la Escuela Mexicana de Té, en modalidad en línea. Con el tiempo, el proyecto empezó a robustecerse y me asesoré con una chef llamada Gabriela Cabello, de Serendipity, quien me ayudó con toda la parte de alimentos.
La elección del nombre también fue interesante. Yo quería hacer referencia a la palabra “nativa” en español, porque nos remite a una persona de origen, con toda su cultura, alimentos, bebidas y tradiciones. Sin embargo, ese nombre ya estaba registrado, así que jugué con la palabra y surgió “Nateava”.
La apertura fue muy particular. Yo pensé que el COVID sería como una influenza y que duraría solo unos meses. Encontré un local a muy buen precio, pero la pandemia no terminaba y finalmente decidimos abrir en enero, justo cuando estábamos en semáforo rojo. Fue curioso porque, mientras muchos negocios cerraban, nosotros abríamos. Iniciamos con careta, siguiendo todos los protocolos sanitarios, lo que nos permitió una apertura lenta y paulatina.
Hoy, cinco años después, seguimos aquí. Ya contamos con una segunda sucursal, más pequeña, en Plaza The Park, especializada en bebidas y en la tienda: accesorios de té, té importado y todo lo necesario para prepararlo en casa.
¿Qué retos enfrentó en la etapa inicial de poner en marcha su negocio?
El principal reto, y que la verdad sigue siendo hasta hoy, es la falta de cultura sobre el té en México. La gente lo tiene asociado con la idea de que el té es medicina, un remedio para la enfermedad. Existe la creencia de que es aburrido, que solo es una bebida caliente o de hierbas, y no se conoce más allá de eso.
Justamente, mi misión ha sido mostrar que el té puede ser una bebida versátil y divertida, con muchas presentaciones. Jugamos con flores que aportan colores muy atractivos, perlas explosivas, y distintas mezclas para que el cliente lo encuentre interesante.
Este reto me llevó a impartir cursos para acercar a los potosinos al mundo de las infusiones. Hay talleres y cursos —unos más teóricos, pero la mayoría prácticos— que incluyen catas gustativas. A uno de ellos le llamamos “Introducción al mundo del té”, donde hacemos la diferenciación entre lo que es un té y lo que es una tisana.
Hoy en día también imparto talleres sobre matcha, sobre la ceremonia del té y otros temas, lo que ha hecho que esta parte de la educación en torno al té se vuelva cada vez más robusta.
¿Cuál considera que ha sido la clave para diferenciarse de otros lugares de bebidas y restaurantes en la ciudad?
Yo creo que la clave —aunque suene trillado— es la pasión que tenemos por el mundo del té. Esa pasión la comparto mucho con mi equipo: realizamos catas internas casi todas las semanas y les transmito esta parte cultural y el gusto por la bebida. Creo que es la única manera en que ellos también lo comparten con los clientes.
Como te decía, desde antes me dedicaba al servicio, y me gusta que en nuestro lugar siempre se encuentre un trato muy cálido, personalizado e informal. Literalmente somos amigos de nuestros clientes, y eso es algo en lo que nos esforzamos mucho.
Además, considero fundamental la constancia en la calidad, en mantenerla siempre al mismo nivel.
¿Qué tipo de infusiones y tés ofrecen y cuáles son los más populares entre sus clientes?
Tenemos una carta muy amplia, con más de 80 bebidas en el menú. Empezamos por los tés puros, que yo diría son como “la champaña” de nuestra carta. No son los más consumidos, pero requieren mucho conocimiento y son muy valiosos, ya que provienen directamente de la Camellia sinensis.
De ahí pasamos a los tés en mezcla, que combinan la Camellia sinensis con otras hierbas, flores o frutas. También contamos con tisanas frutales, libres de cafeína, que son muy aceptadas tanto en San Luis como en el resto de México. Además, ofrecemos tisanas herbales, igualmente libres de cafeína y con un nivel muy bajo de azúcar.
En la parte más comercial —a la que llamamos “apapachos”— tenemos las bebidas que más se mueven: chai, matcha, chocolate oaxaqueño, flan napolitano y taro.
Por otro lado, contamos con una sección de cafés y bebidas de autor. Dentro de estas, una de las más populares es Matcha Lovers, una línea de bebidas a base de matcha puro combinado con jarabes naturales elaborados en nuestro restaurante.
Además del té, ¿qué servicios o experiencias complementarias brinda Nateava?
Depende de la sucursal. En nuestra matriz, ubicada en Lomas Tercera Sección, ofrecemos desayunos, comida y cena. También contamos con una tienda donde se pueden encontrar accesorios para preparar té en casa, así como una sección muy amplia de joyería mexicana. Además, en esta sucursal impartimos los talleres.
En The Park el concepto es diferente: es un servicio más rápido, únicamente en barra, con opción para llevar. Ahí ofrecemos bebidas y alimentos más sencillos, como panes dulces y salados.
¿Qué beneficios han notado en la comunidad o en sus clientes a partir del consumo de sus infusiones saludables?
Mira, creo que más que los beneficios físicos del té —que para notarlos de manera evidente tendrías que consumirlo en grandes cantidades y con mucha frecuencia— lo más valioso ha sido la comunidad que se ha generado alrededor de él. Es curioso, pero lo que he visto son las amistades que han surgido gracias a los talleres: personas con el mismo interés por el té terminan conectando y formando lazos.
Se ha creado una comunidad intelectual muy interesante y muy linda, donde conviven personas de distintas edades y perfiles: jóvenes de 20 años, señoras de 50, médicos, músicos, artistas… es un grupo muy diverso y enriquecedor.
En lo personal, más que un beneficio físico, he encontrado beneficios emocionales y espirituales. He llevado mi práctica del té a otro nivel a través de la ceremonia china del té en casa. Es un momento de pausa que demanda toda tu atención: no usas timer, ni controlas la temperatura, ni grameas; simplemente es una preparación intuitiva. Eso me ha permitido regalarme espacios de calma.
Creo que lo mismo sucede con quienes asisten a los talleres: descubren en el té una herramienta para hacer una pausa y encontrar tranquilidad, algo muy distinto a la idea tradicional que se tiene sobre esta bebida.
¿Qué datos interesantes puedes compartirnos sobre el té?
Algunos conceptos muy básicos suelen sorprender al mexicano en general. Por ejemplo: ¿sabías que la manzanilla no es té?, ¿que la menta no es té?, ¿que la lavanda tampoco lo es? Entonces surge la pregunta: ¿qué es realmente el té?
El té proviene de un árbol milenario originario de China llamado Camellia sinensis. Todo té, por naturaleza, contiene cafeína, por lo que es estimulante, pero al mismo tiempo tiene un efecto calmante gracias a un antioxidante llamado L-teanina. A partir de ahí, los beneficios varían mucho respecto a una tisana.
El té siempre será antioxidante, ayuda a la digestión, aporta energía y enfoque. Algunos tés —no todos— contribuyen además a la quema de grasas, al metabolismo y a la regulación del azúcar en la sangre. Esto lo diferencia claramente de las tisanas, que, aunque son muy populares, no comparten las mismas propiedades.
Un punto muy importante es la preparación: para obtener lo mejor del té, debemos cuidar el tiempo y la temperatura. En México existe la costumbre de “echar todo a la olla, hervirlo y tomarlo”, pero de esa forma no se extraen las mejores notas del té. Prepararlo correctamente cambia por completo la experiencia.
¿Cuál sería el mensaje que tú le darías a nuestros lectores para que se acerquen, conozcan tu negocio, vean en qué consisten los talleres y, sobre todo, los beneficios?
Pues yo los invitaría a atreverse a salir de lo cotidiano. Muchas veces, sin ver el menú, la gente pide de manera automática un café americano y unos chilaquiles, porque es lo conocido. Creo que arriesgarse a probar un desayuno distinto o vivir una experiencia diferente con el té siempre será una grata sorpresa.
Más que nada, se trata de dejarse sorprender.
Nos pueden encontrar como nateavamx en Instagram y en Facebook, donde publicamos nuestras promociones diarias y los talleres presenciales que ofrecemos de vez en cuando. También tengo una página personal enfocada específicamente al té desde un aspecto más ceremonial y de preparación especial tea_chingmx






