- Alumnos buscan “doparse” o drogarse para aguantar las clases, algunos compran brownies “mágicos” otros más con medicamentos.
“Como maestro o maestra te das cuenta de muchas cosas a las que se enfrentan tus alumnos, tanto positivas como negativas, puedes percibir cuando las cosas no están bien, cuando tienen frustraciones o simplemente no tienen ganas de estudiar, lo grave, es que hoy parece más común ver a jóvenes que se muestran irritables y agresivos, sobre todo cuando se les pide que cumplan con sus responsabilidades. Otros, en cambio, se vuelven solitarios y tienden a alejarse, y parece no importarles lo que uno les dice, es como si estuvieran en otro mundo, se pierden, se relajan de más, parecen zombies” relata Mariana N. maestra de nivel medio superior.
Así como Mariana N. hay otros maestros que coinciden en la necesidad de alertar a los padres de familia sobre el consumo de drogas y el uso de medicamentos, pues se ha detectado que alumnos buscan “doparse” hasta con jarabes para la tos, mismos que son consumidos frecuentemente, ya que no se requiere receta médica para su compra, y son de bajo costo.
Los jóvenes acuden a los medicamentos como “alternativa” porque los consideran “mucho más seguros” que utilizar las drogas ilegales, porque son más fáciles de conseguir y más baratos. Sin embargo, las consecuencias no son diferentes. Solos o en mezclas letales con otras sustancias como el alcohol, atentan contra el sistema nervioso central, y la salud física y mental de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado a la comunidad internacional a la reflexión sobre los graves peligros de la automedicación, que cada día se hace más común, ya sea por desconocimiento de sus efectos, o para drogarse intencionalmente.
Estadísticas de la OMS estiman que más del 50 % de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada y la mitad de los pacientes no los toman correctamente. Señala además que el uso excesivo, insuficiente o indebido de los fármacos tiene efectos nocivos sobre la salud del paciente.
El uso de benzodiacepinas con fines no médicos va al alza en México y San Luis Potosí no es la excepción, también se tiene registros de jóvenes que utilizan o han utilizado estos fármacos por sus efectos relajantes y de sedación incluso en horarios escolares.
¿Para qué son usadas las benzodiacepinas?
Algunas de las benzodiacepinas más utilizadas para modificar la percepción de los estímulos corporales y del entorno son el clonazepam, diazepam (valium), alprazolam y lorazepam, todas ellas sustancias legales pero con indicaciones muy precisas en cuanto a su prescripción y consumo.
Las benzodiacepinas son de origen sintético, creadas en laboratorio mediante una serie de reacciones químicas, con las cuales se busca tener la fórmula sedante. Los efectos ideales con las dosis adecuadas son para alivio de la tensión muscular, control de la ansiedad, control de crisis epiléptica e inducción de sedación previo a cirugías.
¿Pero cómo adquieren estas medicinas adolescentes y jóvenes?
Información difundida por la Comisión Nacional contra las Adicciones apunta que en este rango de edad no se percibe el riesgo de adquisición de manera “externa” de dichas sustancias, pues su venta está controlada y solo se expenden mediante receta médica en los establecimientos autorizados, sin embargo, si en casa hay acceso, es mucho más fácil probar y, en un momento dado, volverse un consumo perjudicial.
¿Cuáles son los riesgos de consumir estos medicamentos?
Sobre este tema, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) subraya que el consumo inadecuado, sin supervisión médica e irresponsable de fármacos con propiedades ansiolíticas sí tiene efectos secundarios.
Enumera la somnolencia, mareos, náuseas, pérdida de equilibrio, problemas de coordinación, dificultad para pensar o recordar, dolor de cabeza, muscular o de articulaciones; visión borrosa, temblores, incontinencia o retención urinaria e incremento de saliva.
Añade que otros riesgos por el consumo de este tipo de fármacos sin supervisión médica son problemas graves de respiración o sedación; incluso, si se combina dicho ansiolítico con determinados medicamentos, puede producir coma.
El exhorto es a orientar a adolescentes y jóvenes sobre los riesgos a la salud por el uso y consumo de sustancias controladas. También hay llamado para denunciar puntos de venta donde la comercialización se haga sin receta médica.
Los llamados brownies “mágicos” son populares entre los jóvenes
Otro tema latente, es la distribución de los llamados brownies “mágicos” o pastelitos y galletas con marihuana y otros estupefacientes que se compran en los alrededores de escuelas secundarias y preparatorias, incluso en el jardín de Tequis o en las plazas del Centro Histórico, un tema del que mucha gente está enterada pero nadie denuncia.
De acuerdo al Instituto Temazcalli, durante el 2023 el consumo del cannabis ocupó el primer lugar en consumo de drogas en jóvenes de entre 11 a 17 años. Además, los datos que arrojan las consultas de primera vez colocan al alcohol en segundo lugar de consumo y en tercero están los estimulantes.
Al respecto, el doctor Luis Eduardo López Rivas, titular del área para clínica del Instituto Temazcalli, informó que durante el año pasado se identificaron 52 casos de consumo de cannabis, 13 casos de consumo de alcohol, 9 casos de consumo de estimulantes, 7 casos relacionados con la nicotina, 6 casos por uso de inhalantes, 2 por consumo de cocaína, y 1 por consumo de opioides.
“La consecuencia a largo plazo del consumo de este tipo de medicamentos controlados son el deterioro cognitivo y la forma de detectarlos es únicamente a través de un estudio toxicológico, como dato adicional de esta problemática, el doctor López Rivas comento que esta situación es más común en mujeres que en hombres”
Con respecto a los jóvenes universitarios, es la marihuana la droga que más se ha detectado en la comunidad estudiantil de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, así lo dio a conocer el rector de la UASLP, Alejandro Zermeño Guerra, tras los operativos antidrogas que ha realizado la máxima casa de estudios del estado.
“Sería tratar de tapar el sol con un dedo, pensar que en una comunidad donde hay 32 mil jóvenes no exista consumo de enervantes, tristemente, existe. Lo que estamos haciendo son operativos para disuadir estas acciones, ya hicimos uno en Comercio y otro en Comunicación, estos operativos van a continuar con la finalidad de evitar el consumo dentro de las instalaciones universitarias”, señaló.
La pandemia Covid aumentó el riesgo de consumo de sustancias
Por su parte la Secretaría de Salud en el estado informó que en San Luis Potosí y a raíz de la pandemia, el uso de sustancias ha ido en aumento, de los tamizajes realizados en San Luis Potosí por los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones durante el 2023, 13.6% de los adolescentes de entre 12 y 17 años presentaron factores de riesgo en el consumo de sustancias.
Hablamos de un incremento del 1.5% respecto al 2022, que presentó un 12.1% de adolescentes en riesgo de consumo y un incremento de 5.9% respecto a los tamizajes en 2021, donde el 7.7% de los adolescentes resultaron con factores de riesgo, es importante mencionar que estos aumentan la probabilidad de consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias, representando uno de los problemas de salud pública con mayor arraigo social, cuyos costos, consecuencias sociales y sanitarias impiden el sano desarrollo de las y los jóvenes.
Durante el 2023, el Departamento de Salud Mental y Adicciones en coordinación con los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (CECOSAMAS) realizaron 13,712 tamizajes para la detección oportuna, encauzando para su atención con profesionales del ramo, a 1,075 adolescentes, en 7,370 consultas subsecuentes. Agregado a esto se realizaron 1,096 actividades de prevención y promoción incluidas acciones comunitarias, sesiones informativas, conferencias, jornadas preventivas y talleres psicoeducativos.