Sin embargo, la pobreza extrema se mantuvo casi inamovible, revela estudio.
La pobreza en primera infancia disminuyó 6.2 puntos en promedio, pasando de 54.3 a 48.1 por ciento entre 2020 y 2022, lo que significa que 770 mil 620 niños de cero a seis años lograron dejar esa situación en 30 de 32 estados, de acuerdo con un estudio del Pacto por la Primera Infancia (PPI), basado en los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Las cinco entidades que dieron la sorpresa y disminuyeron más la pobreza en primera infancia fueron Quintana Roo (19.77 por ciento), Baja California Sur (17.14), Querétaro (11.96), Baja California (11.83) y Nuevo León (11.35).
Sólo Nayarit y Michoacán registraron un incremento en la pobreza de este segmento de la población: 2.81 y 2.97 por ciento.
La mala noticia se dio en la población que padece pobreza extrema; esta se mantuvo casi inamovible. Se redujo en 23 de las 32 entidades, pero con un promedio nacional de 0.26 por ciento, al pasar de 11.8 a 11.6. Las entidades del sur siguen siendo las más afectadas.
Hubo entidades que sí pudieron atacar las carencias entre los más desprotegidos. Los cinco estados que atacaron la pobreza extrema en primera infancia fueron Yucatán, con una reducción de 5.88, Tlaxcala (5.19), Quintana Roo (5.12), Ciudad de México (4.09) y Sonora (3.57).
Por el contrario, las cinco entidades que más incrementaron sus niveles de pobreza extrema en la primera infancia fueron Nayarit, Puebla, Durango, Chiapas y Veracruz.
Ixchel Beltrán, autora del estudio La deuda pendiente: acceso a los derechos. Análisis de la pobreza multidimensional en primera infancia, México 2018-2022 señala que la baja en los índices de pobreza se debe a factores como la reactivación económica tras la pandemia, la dispersión de los programas sociales, que implica un mayor acceso a ingresos monetarios, y la recuperación del turismo.
Suman 12.4 millones
El Pacto por la Primera Infancia o PPI es un colectivo de 500 organizaciones de la sociedad civil y empresarial que trabaja por la primera infancia desde 2016 y busca incidir en la generación de políticas públicas que pongan énfasis en los niños de cero a seis años.
La relevancia de este grupo poblacional, compuesto por 12 millones 429 mil 359 mexicanos, 6.1 millones son niñas y 6.3 niños, explica el PPI, se debe a que estos son los años más importantes en la vida de una persona en cuanto a su desarrollo y capacidades cognitivas y emocionales.
Estos serán los adultos de México en más o menos 15 años.
Entre la gestación y los primeros cinco años de vida ocurre el periodo más crítico de las personas porque se desarrolla la arquitectura cerebral y los sistemas metabólicos más importantes del cuerpo. Al nacer el cerebro pesa 350 gramos, y al año aumenta 700 gramos.
“Nuestra capacidad de aprender, resolver problemas, planear, esperar, regularnos, empatizar e incluso amar dependerá de lo que nos ocurra en esta etapa de la vida”, explica Aranzazu Alonso Cuevas, directora del PPI.
“La probabilidad de sufrir enfermedades crónicas, incurrir en adicciones, conductas antisociales o de riesgo, cometer delitos o actos violentos también incrementa o disminuye según lo que se viva en estos años. Muchos de los problemas de tipo social que tenemos, como son la inseguridad o los sistemas de salud públicos saturados, comenzaron en la primera infancia”, agrega.
Incluso si se quiere ver como una inversión, la tasa de retorno en primera infancia es del 13.7 por ciento, según publicó en 2017 el Fondo para la Infancia de la ONU (Unicef), y México sólo invierte el siete por ciento del gasto público en niños de cero a tres años y 13 por ciento en niños de cuatro a cinco años, se lee en el sitio del PPI.
Esta es la segunda ocasión en que el PPI analiza la pobreza focalizada en la primera infancia –sólo de cero a seis años–, al tomar los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), publicados en agosto de 2023, los más recientes.