San Luis Potosí se ha transformado en un escenario de terror y dolor para muchas familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos. La aparición constante de fosas clandestinas en distintas regiones del estado ha revelado una crisis silenciada que, aunque evidente para los colectivos de búsqueda, no ha tenido la atención suficiente por parte de las autoridades. En el último año, se han identificado al menos 16 fosas en diversas regiones del estado, reflejando la magnitud de una problemática que ha permanecido oculta en las cifras oficiales.
Uno de los hallazgos más recientes ocurrió en la comunidad de Agua Dulce, en el municipio de Rioverde, donde las autoridades, en colaboración con colectivos de búsqueda, localizaron un área con restos óseos. Estos descubrimientos han sido posibles gracias al incansable trabajo de las madres buscadoras y familiares de personas desaparecidas, quienes, ante la inacción gubernamental, han tomado la iniciativa en la búsqueda de sus seres queridos.
Un caso que ha conmocionado a la comunidad es el de Emir Yurel, un joven desaparecido en la Zona Media. Sus restos fueron encontrados en el municipio de Rioverde, y su madre, acompañada por integrantes del colectivo «Voz y Dignidad por los Nuestros», relató el momento desgarrador en el que reconoció las prendas de su hijo. Las condiciones en las que fue hallado evidencian la brutalidad de la violencia que azota la región y la falta de protocolos efectivos para evitar estos crímenes.

Los colectivos de búsqueda han señalado que San Luis Potosí se ha convertido en «tierra de fosas», con un aumento alarmante de hallazgos en los últimos años. Tan solo en lo que va del año, se han encontrado restos en diversas ubicaciones del estado, lo que confirma la magnitud del problema. La diversificación en las técnicas de inhumación utilizadas por el crimen organizado es otro factor que complica la localización y recuperación de restos. Mientras que en algunas zonas se han encontrado cuerpos completos, en otras, como la Zona Media, los restos aparecen calcinados, lo que dificulta su identificación.
A pesar de la gravedad de la situación, la respuesta oficial sigue siendo insuficiente. La falta de actualización y transparencia en las estadísticas oficiales sobre fosas clandestinas agrava el problema. A nivel nacional, aunque se han encontrado numerosas fosas en estados como Chihuahua y la Ciudad de México, el gobierno federal ha dejado de compartir información detallada al respecto, lo que limita la comprensión completa de la magnitud del problema. Organismos de derechos humanos han señalado la falta de recursos y de una estrategia clara para la búsqueda de personas desaparecidas en San Luis Potosí. Mientras tanto, las familias continúan viviendo en la incertidumbre, enfrentando un doble calvario: la pérdida de sus seres queridos y la indiferencia de quienes deberían garantizar la justicia.
La crisis de desapariciones y fosas clandestinas en San Luis Potosí no puede seguir siendo silenciada. Es un problema que exige atención inmediata y acciones concretas para frenar la impunidad y brindar respuestas a las familias que, día tras día, escarban la tierra con la esperanza de encontrar a quienes les arrebataron.