- El informe también advierte focos amarillos. El primero y más grave, tiene que ver con la continuidad del plan C
A un año del inicio del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, la consultora Integralia realizó un balance de su gestión, en el que identifica cinco logros relevantes y cinco riesgos potenciales que podrían marcar el rumbo del actual sexenio.
De acuerdo con Juan Manuel Ureiro, consultor senior de riesgo político en Integralia, entre los principales aciertos del gobierno destacan la relación bilateral con Estados Unidos, un enfoque más institucional en política exterior y una mayor colaboración con el sector productivo que ha permitido mantener la calificación crediticia del país en terreno positivo.
El especialista también reconoció un viraje en materia de seguridad pública, impulsado —dijo— por la presión de Estados Unidos, lo que se refleja en un aumento de incautaciones de drogas y mayores atribuciones legales para la Secretaría de Seguridad Pública.
Otro punto positivo es la apuesta por la estabilidad económica y la atención a las mujeres, ámbitos en los que Integralia observa avances concretos.
Sin embargo, el informe también advierte focos amarillos. El primero y más grave, explicó Ureiro, tiene que ver con un “revés democrático” derivado de la continuidad del plan C del expresidente Andrés Manuel López Obrador, que implicó el desmantelamiento del Poder Judicial y la desaparición de órganos constitucionales autónomos.
—¿Cuál es el resultado del primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, de acuerdo con el reporte de Integralia?
En Integralia nos dimos a la tarea de hacer un balance del primer año de ejercicio de la presidenta Claudia Sheinbaum y encontramos cinco logros muy importantes de su gestión, así como cinco puntos amarillos, es decir, potenciales riesgos para su administración. En ese sentido, te podría enumerar muy brevemente los cinco logros.
El primero de ellos tiene que ver con la relación bilateral México–Estados Unidos. Creemos que ha tenido un desempeño más institucional que su contraparte anterior. Vemos también que ha impuesto barreras arancelarias a China, lo cual es muy importante en materia de comercio, porque recordemos que el próximo año se renegocia el Tratado México–Estados Unidos–Canadá (T-MEC).
Un asunto muy importante para millones de empleos en México. Entonces, ha sabido llevar la relación hasta el momento de buena manera con el presidente Trump.
En segundo lugar, observamos un viraje en materia de seguridad pública. No negamos que existen aún hechos violentos en diferentes regiones del país; sin embargo, observamos que, así sea por presiones externas —particularmente de los Estados Unidos—, se ha enfrentado de un modo más frontal al crimen organizado. Esto se traduce en un aumento de incautaciones de sustancias ilícitas y en que se ha dotado a la Secretaría de Seguridad Pública de mayores atribuciones en la ley, particularmente en temas de inteligencia.
En tercer lugar, como logro observamos una mayor apuesta por la estabilidad y el diálogo con el sector productivo. Hemos visto una mayor colaboración, a tal punto que las calificadoras internacionales han mantenido la calificación crediticia del país en positivo.
Detectamos también una mejor planeación, lo que ofrece mayor certidumbre. Es verdad que hay algunos puntos, particularmente en materia legislativa, que podrían encender focos amarillos, pero observamos en general una gestión más técnica.
Y, como último punto positivo —pero no menos importante—, está la atención a las mujeres, donde también observamos hechos muy notorios.
En contraparte, los focos de potencial riesgo que vemos son cinco, y el primero y más importante tiene que ver con el revés democrático.
—¿Consideran que hubo continuidad del gobierno de AMLO o ha marcado su propio liderazgo?
Se dio continuidad al plan C del expresidente López Obrador, lo que significó, en primer lugar —y todos lo vimos—, el desmantelamiento del Poder Judicial, tanto el de la Federación como el de la mitad de los estados. También observamos la desaparición de varios órganos constitucionales autónomos.
Tengamos presente que viene una reforma a la Ley de Amparo, lo cual es muy importante para la protección de los ciudadanos frente al Estado. Y, en segundo lugar, lo que tiene que ver con una futura reforma electoral que va a cambiar las reglas del juego para el acceso al poder.
El segundo punto amarillo tiene que ver con la opacidad y el débil combate a la corrupción, traducido en múltiples casos —como el del senador López Hernández o el tema del huachicol fiscal— que siguen pendientes.
Otros tres puntos de preocupación tienen que ver con el desempeño económico. Llevamos ya siete años en estancamiento, con un crecimiento, si acaso, del 1% en el mejor de los casos, y con un manejo de cifras en torno al delito y la economía que podríamos llamar dudoso. Esos serían, en resumen, los principales puntos.
—En el caso de las estrategias implementadas en seguridad, ¿se ha desmarcado de su antecesor con la estrategia “abrazos, no balazos”? ¿Cuál es el mayor reto en esta materia?
Encontramos que persisten hechos de violencia en múltiples regiones del país, y eso es importante decirlo porque tiene que ver con la seguridad pública. Sí ha habido un cambio, lo hemos notado: la sola presencia del secretario Omar García Harfuch ya representa un cambio importante. Tiene experiencia probada en la materia; su trabajo en la Ciudad de México lo respalda.
Como te comentaba, hemos visto un aumento en la incautación de drogas, así sea por presiones externas —por parte del gobierno de Estados Unidos—, y esto necesariamente debe traducirse en un cambio.
Porque no es solo la seguridad pública lo que está en juego. Recordemos que en 2026, el próximo año, se renegociará el T-MEC, y todos estos temas —como la reforma laboral, el mecanismo laboral de respuesta rápida y la certidumbre jurídica para los inversionistas estadounidenses— estarán sobre la mesa.
En ese sentido, México tiene que llegar con las mejores cartas de presentación para decir: “Ha habido un cambio”, y así esperar una negociación más justa o menos injusta frente a Trump.
—¿Qué podemos esperar respecto al huachicol fiscal y qué implica revisar lo que se hizo durante el gobierno de López Obrador?
La primera pregunta, como bien comentas, es: ¿será capaz este gobierno de enfrentar los hechos de corrupción que están a la vista de todos? No se trata de casos menores.
En el tema del huachicol fiscal, hablamos de un contrabando de combustible de grandes dimensiones que involucra secretarías de Estado, el sistema portuario mexicano y a la Secretaría de Marina, con nombres de exfuncionarios muy cercanos a exsecretarios del ramo.
Entonces, la gran interrogante es si el actual gobierno será capaz de hacer frente a estos presuntos hechos de corrupción y llevar ante la justicia a los posibles responsables.
Esto debe analizarse a la luz de la desaparición de muchas instituciones encargadas de perseguir la corrupción. La sola desaparición del INAI en materia de información pública ya representa una pérdida importante.
Otro ejemplo es la captura —o, digamos, la cooptación— de los esfuerzos anticorrupción por parte del Sistema Nacional Anticorrupción, que hoy prácticamente no opera. Lo mismo ocurre con la Auditoría Superior de la Federación, cuyas capacidades se han visto disminuidas desde el anterior sexenio.
—¿Qué acciones debe tomar la presidenta ante los señalamientos hacia integrantes de la Cuarta Transformación?
Creo que la presidenta ya lo está haciendo, aunque es difícil que rompa directamente con el expresidente López Obrador. Recordemos que, en su discurso en el Zócalo, sus primeras palabras fueron en defensa del expresidente.
En ese sentido, una ruptura como tal no la detectamos en lo inmediato, pero sí observamos ciertos gestos políticos de desmarque. El senador Adán Augusto, por ejemplo, está cayendo un poco en la sombra y recibiendo las críticas del movimiento.
Personifica varias de las contradicciones, especialmente en torno a la lucha anticorrupción, que fue la principal bandera de López Obrador en 2018. Habrá desmarques, sí, pero no grandes rupturas; estas se darán conforme avancen los tiempos políticos.
—Con respecto a la reforma judicial, ¿cómo has visto su avance y la postura del gobierno?
Lo dijimos también en reportes anteriores: detectamos una falta de profesionalismo en algunas personas juzgadoras que han salido a la luz de manera lamentable, poniendo en entredicho su formación y experiencia.
Esto recuerda la forma atropellada en que se llevó a cabo la reforma, tanto en su aprobación como en su implementación, y ni hablar del proceso de elección, que sembró dudas —por ejemplo, el tema de los acordeones—.
Observamos un Poder Judicial con una curva de aprendizaje pronunciada. Hay momentos buenos, efectivamente, pero mediáticamente trascenderán más los casos de personas poco profesionales, algunas de las cuales ya han renunciado.
—Uno de los temas más señalados, sobre todo por la oposición, tiene que ver con el desmantelamiento de las instituciones de rendición de cuentas y anticorrupción. ¿Por qué este punto es visto como un retroceso?
Es un retroceso porque uno de los principales problemas que refieren los ciudadanos en las encuestas —tanto del INEGI como de firmas privadas— es la corrupción. Desde el sexenio pasado comenzó el desmantelamiento de diversos órganos constitucionales autónomos, entre ellos el INAI, encargado del acceso a la información pública.
Al pasar sus funciones a la nueva Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, se pierde independencia y autonomía, pues esta depende del Poder Ejecutivo.
Además, el Sistema Nacional Anticorrupción prácticamente ya no funciona desde hace seis o siete años. También se ha debilitado la Auditoría Superior de la Federación, que fue atacada en el sexenio pasado por un error en sus datos y desde entonces quedó en el ostracismo político.
Y no solo eso: este gobierno, al igual que el anterior, ha recurrido a instrumentos legales que fomentan la opacidad. Por ejemplo, el decreto de obras prioritarias —emitido a comienzos de agosto pasado—, que mantiene bajo reserva la información sobre proyectos de salud, educación e infraestructura. Esto abona mucho a la falta de transparencia.
En cuanto a hechos de corrupción, tenemos un escenario preocupante: si no hay autoridad que supervise o ausculte, se deja manga ancha al gobierno, y eso es un retroceso.
—¿Dónde se puede consultar más información sobre este reporte?
Claro que sí. En nuestra página www.integralia.com.mx encontrarán este y otros documentos que estoy seguro serán de su interés. También en nuestras redes sociales: en X como @integralia_mx, y en Facebook y LinkedIn como Integralia Consultores.






