Llegamos a un punto álgido en la reforma judicial a la que se aferra el aún Presidente López Obrador. Parar el próximo lunes 21 de agosto, se hará un paro de labores de la mayor parte de actividades del Poder Judicial. Esto como protesta de a la pretensión de la reforma. No hay negociación o cambias a como yo digo o te voy a ir cortando miembro por miembro hasta debilitarte tanto que ya no puedas ejercer tu función. Básicamente eso es lo que se está haciendo.
¿Cuál es la consecuencia de este paro? 1. A nivel macro la certidumbre jurídica cae, lo cual se ve reflejado en la confianza del dinero internacional en el país y causa nerviosismo económico, por lo que es posible que las inversiones busquen salir de México o ya no lo contemplen como opción y; 2. A niveles micro, el ciudadano verá aún más limitado su acceso a la justicia, ya que esto alargará más los plazos con los que busca una resolución a sus conflictos. En cualquier panorama de estos, el ciudadano saldrá perdiendo.
Es un hecho que, los gobiernos tanto a nivel federal, como a nivel estatal están hartos de que no puedan operar a su total voluntad las cosas o “proyectos” que pretenden realizar, están cansados de que los limiten o que les digan en lenguaje jurídico que no sean estúpidos. Los gobernantes están hartos de no ser todo poderosos y tener una debilidad llamada Poder Judicial.
Los gobernantes, incluso, no entienden que su impotencia no es causada por el Poder Judicial per se, si no por la misma ley, nuestra constitución, sus leyes y reglamentos son sus frenos y están hechos precisamente para la regulación de la conducta, tanto de los particulares como de los sujetos de gobierno. Pero eso no lo entienden. No captan que la Ley está hecha para el beneficio del pueblo, que busca proteger al desvalido de las arbitrariedades. Aunque pueda tener deficiencias, la ley sí hace ese trabajo de velar por las personas, mismo trabajo que deberían ellos de ejecutar en coadyuvancia, en armonía, pero para ellos es un obstáculo que hay que eliminar.
Es probable que sea la primera vez en la historia de México en que haya habido tanto ahínco en doblegar al Poder Judicial de esta manera, esa necesidad de absolutismo enfermizo solamente va a quitar al ciudadano herramientas, por las cuales se ha luchado tanto, como la democracia y el equilibrio de poderes. El ciudadano común será quien termine sufriendo y pagando las consecuencias.
Consideramos que el Poder Judicial no es infalible, que tiene muchas áreas de oportunidad, pero el doblegarse ante la voluntad de los otros dos poderes es precisamente su mayor virtud y para lo cual fue creado. Si bien, una reforma no sería mala, siempre y cuando se buscara mejorar, la que promueve Andrés Manuel, lo que busca es supeditar al único contrapeso existente para los atropellos y sandeces que les vienen a la cabeza cuando están en la regadera.
Este paro de labores seguramente será mal visto por aquellos que no estén muy empapados en el tema, argumentando que mejor se pongan a trabajar en lugar de andar ahí defendiendo la supuesta independencia de los poderes, pero la realidad es que si las cosas siguen así uno deberá preocuparse por con quien alinearse para no estar del lado equivocado. No olvidemos una frase que tanto ha dicho López Obrador: “a los amigos justicia y gracia, a los enemigos la Ley, a secas”.
Apoyamos este paro de labores, porque hasta el momento no se ha negado que hay cosas en el sistema de justicia mexicano que deben cambiar, pero lo que no debe cambiar es que este sistema de justicia sea un contrapeso a los otros dos poderes y si después del inexistente diálogo persiste la necedad, habrá que encontrar las formas para que no quedemos desprotegidos los ciudadanos.