Por Ingrata Noticia
Una aplicación diseñada para proteger a las mujeres en el mundo del ligue digital terminó siendo blanco de uno de los foros más tóxicos de internet. Se trata de Tea, una app creada en 2023 en Estados Unidos que permite a las usuarias verificar si un hombre tiene antecedentes penales, usa fotos falsas o, incluso, recibir reseñas anónimas de otras mujeres. Su objetivo era simple pero poderoso: hacer las citas más seguras. Sin embargo, esta semana la plataforma fue hackeada y más de 13 mil selfis de usuarias fueron filtrados.
El incidente ha generado un debate global sobre los riesgos de entregar datos personales en plataformas que prometen seguridad. Todo comenzó cuando la app duplicó su número de usuarias en julio —superando los 4.6 millones— y llamó la atención de foros misóginos como 4chan, donde usuarios accedieron a una base de datos que nunca debió estar expuesta.
Aunque la empresa asegura que los datos fueron eliminados tras la verificación, los documentos filtrados demuestran lo contrario. Las imágenes estaban archivadas, según Tea, por “prevención de ciberacoso”, pero ahora son usadas por acosadores. El ataque no fue sofisticado: la base estaba abierta desde febrero y solo requería saber su URL para ingresar.
¿Una app feminista o una nueva forma de vigilancia?
Tea funciona como una red exclusiva para mujeres donde se pueden dejar reseñas anónimas sobre hombres con los que se ha tenido una cita. Los perfiles masculinos se clasifican con banderas rojas o verdes, y algunos comentarios son tan delicados como: “Tiene herpes, miente para acostarse contigo y luego te bloquea” o “Abusa emocional y físicamente. Lleva una vida secreta con hombres mayores”.
En redes sociales, miles de mujeres celebraron la idea. “¡Esto es como si el FBI trabajara para nosotras!”, decía un video viral en TikTok. Incluso usuarias de España comentaron: “¡Neeeecesito esto aquí!”.
Pero el caso ha demostrado los riesgos de centralizar datos íntimos en una app, por más noble que sea su propósito. La vigilancia y la doxeada —la publicación no autorizada de datos personales— se convirtieron en armas de la misma misoginia que la app intentaba combatir.
¿Cómo proteger la identidad digital?
Especialistas en ciberseguridad han advertido que el caso Tea es una muestra clara de lo difícil que es verificar identidades digitales sin crear bases de datos vulnerables. ¿Cómo evitar que un hombre se haga pasar por mujer en una app exclusiva? ¿Y cómo garantizar que los datos biométricos no serán filtrados?
Aún más alarmante es el debate sobre la vigilancia ciudadana entre particulares. ¿Hasta qué punto es válido que una persona pueda buscar a su pareja, exnovio o vecino en una app que permite reseñas personales sin supervisión legal? Tea ofrece incluso alertas con nombres y teléfonos.
Lo que en un inicio era una herramienta de autodefensa digital, hoy se ha convertido en un espejo de los dilemas éticos más profundos de la era del internet: ¿a quién pertenecen nuestros datos, y quién decide cómo se usan?