El número oficial de muertos por el terremoto de 7.7 de magnitud que sacudió a Myanmar superó los 2 mil, informó la prensa estatal, mientras que rescatistas y activistas dijeron que varios cientos de musulmanes perecieron mientras rezaban en las mezquitas y 270 monjes budistas fueron aplastados por el colapso de un monasterio.
El sismo podría exacerbar el hambre y los brotes de enfermedades en un país ya afectado por la escasez de alimentos, el desplazamiento masivo y la guerra civil, advirtieron grupos de ayuda y Naciones Unidas.
El sismo de magnitud 7.7 del viernes tuvo su epicentro cerca de la segunda ciudad más grande del país, Mandalay, dañó carreteras y el aeropuerto de la ciudad, y derribó cientos de edificios en el centro del país.
Con una guerra civil en curso y una infraestructura deficiente, Myanmar ya era uno de los lugares más desafiantes del mundo para que operaran las organizaciones de ayuda, y los esfuerzos de socorro se han visto obstaculizados aún más por los graves daños a carreteras, puentes y hospitales, cortes de energía, escasez de combustible y comunicaciones irregulares.