La reciente clausura y regeneración de una casona abandonada sobre avenida Carranza por parte del Ayuntamiento capitalino no representa una recuperación real de la zona, advirtió Alberto Narváez Arochi, vocero del Corredor Cultural Carranza.
Aunque la administración municipal ha presumido esta acción como un avance en el rescate urbano, comerciantes y promotores culturales de la zona aseguran que las condiciones estructurales de crisis siguen intactas: inseguridad, baja afluencia peatonal y trabas burocráticas que inhiben la apertura de nuevos negocios.
“Con todo respeto, no es muy certera esa aseveración de que con esto ya hay una recuperación. ¿Cómo van a estar las rentas caras así? Por Dios. La economía de oferta y demanda es clara. Primero hay que recuperar la zona y luego, quizá, haya un repunte”, declaró Narváez.
El también promotor cultural sostuvo que la ausencia de incentivos reales para el comercio local, sumada a lo que calificó como un “terrorismo fiscal”, ha generado un entorno hostil para los negocios del corredor.
“A lo mejor la autoridad requiere dinero, se entiende. Pero en materia económica, ¿qué va primero: lo público o lo privado? Va lo privado, porque el público vive de lo privado. Permíteles desarrollarse”, sentenció.
Además de los problemas de seguridad y baja afluencia de clientes, Narváez denunció la lentitud y opacidad en los trámites de licencias de funcionamiento, e hizo un llamado a permitir que los negocios comiencen a operar una vez iniciado el trámite, para evitar pérdidas económicas innecesarias.
❝¿Zona de antros? ¿En Carranza?❞
Ante los rumores sobre la conversión de Carranza en una zona de antros y vida nocturna, el vocero del Corredor Cultural fue tajante:
“¿De verdad se va a instalar una zona de antros aquí? ¿Dónde están los estudios de sustentabilidad? Yo les aseguro que no los tienen. Esto debe pensarse bien porque aquí viven muchos adultos mayores que no estarían contentos”.
También propuso adoptar un modelo de dispersión de espacios de entretenimiento nocturno, como sucede en otras ciudades del mundo, en lugar de concentrarlos todos en un solo punto. Afirmó que una sobreconcentración no solo genera molestia vecinal, sino riesgos de seguridad.
Finalmente, cuestionó la falta de claridad por parte de la administración encabezada por Enrique Galindo Ceballos, y lamentó que la comunidad del Corredor Cultural siga en incertidumbre sobre el rumbo de la avenida.
“La última información que tenemos del alcalde es que aún no está definido nada. Y mientras tanto, nosotros seguimos preocupados”.