Después de más de dos décadas sin poder hablar, Ann, una mujer que sufrió un derrame cerebral en el tronco encefálico a los 30 años, ha recuperado su capacidad de comunicación gracias a una innovadora interfaz cerebro-máquina (BCI, por sus siglas en inglés). Este avance, desarrollado por neurocientíficos y expertos en inteligencia artificial de las universidades de California en Berkeley y San Francisco, le permite expresarse casi en tiempo real utilizando una voz sintetizada basada en su propia voz pasada.
A través de una malla de 253 electrodos implantada directamente en su cerebro, la BCI detecta las señales neuronales que se generan cuando Ann intenta hablar, decodificándolas en palabras y frases. A diferencia de otros sistemas que funcionan interpretando pensamientos o escritura imaginada, esta tecnología capta la intención de hablar, permitiendo una comunicación más fluida.
El dispositivo ha reducido significativamente el tiempo de respuesta, con un retardo de aproximadamente un segundo, lo que acerca esta experiencia a una conversación natural. Además, la personalización de la voz, basada en grabaciones de momentos especiales como su boda, ha permitido a Ann reencontrarse con una versión de su propia voz, reforzando el vínculo emocional con la tecnología.
A pesar de este avance, los investigadores reconocen los desafíos pendientes, como la necesidad de procedimientos invasivos para la colocación de los electrodos. No obstante, se muestran optimistas sobre el desarrollo de sistemas no invasivos en el futuro, así como en la mejora de la expresividad y naturalidad del habla sintetizada.
Este proyecto no solo representa una esperanza para personas con parálisis severa, sino que también marca un avance significativo en la interacción entre el cerebro humano y la inteligencia artificial.