En SLP no existen antecedentes documentados de que estudiantes de la Facultad de Ciencias Químicas hayan sido vinculados a estas actividades
Según un reporte reciente del New York Times , en su afán por construir imperios de fentanilo, los grupos delictivos mexicanos están recurriendo a una reserva de talento poco habitual: no sicarios ni policías corruptos, sino alumnos de química que estudian en universidades mexicanas.
Quienes fabrican fentanilo en los laboratorios de los cárteles, conocidos como cocineros, dijeron al New York Times que necesitan trabajadores con conocimientos avanzados de química para ayudar a hacer la droga más fuerte.
Sobre este tema y en entrevista para Ingrata Noticia, Francisco Salazar Soni, especialista en temas de seguridad, maestro en Política Criminal y autor del libro Ensayos sobre Seguridad, explicó cómo estas organizaciones están ampliando su base de reclutamiento hacia profesionales altamente capacitados, incluyendo químicos con doctorados.
«Los cárteles de la droga son empresas que han alcanzado un nivel de sofisticación tecnológica impresionante. Están contratando a expertos capaces de fabricar precursores químicos desde cero, sin necesidad de depender de importaciones, particularmente de China, lo que les permite evadir controles internacionales más estrictos», señaló Salazar Soni.
El especialista indicó que la estrategia de reclutar a químicos con formación avanzada responde a la necesidad de perfeccionar la producción de drogas sintéticas como el fentanilo.
Además de químicos, los cárteles también han diversificado su reclutamiento hacia otras profesiones como contadores, abogados, médicos e ingenieros. «Estas organizaciones se comportan como corporaciones globales: necesitan especialistas en cada área para mantener su estructura operativa y maximizar ganancias», mencionó.
Salazar destacó que el reclutamiento de jóvenes profesionales no es nuevo, pero que la búsqueda de químicos con doctorados subraya una evolución preocupante. «Esto no es tan simple como lo que vemos en series como Breaking Bad . Se trata de un esfuerzo por alcanzar mayor pureza y reducir costos, al tiempo que sortean restricciones internacionales».
El experto señaló tres factores principales que impulsan el reclutamiento de jóvenes por parte de los cárteles:
1. Exposición criminógena desde el nacimiento: Muchos jóvenes en estados con alta incidencia delictiva, como Sinaloa o Tijuana, crecen en entornos donde el crimen organizado es parte de su realidad cotidiana.
2. Atracción cultural y social: La música, los medios y la promesa de riqueza y estatus generan una falsa percepción de éxito en el mundo criminal.
3. Reclutamiento forzado: En algunos casos, los cárteles recurren a la coacción, apelando a nociones de masculinidad y pertenencia grupal.
Salazar Soni subrayó que el reclutamiento de químicos también refleja un problema estructural: «Las generaciones nacidas a partir del año 2000 han crecido en un México más violento, sin las oportunidades de estabilidad que tenían generaciones previas. Esto crea un contexto donde la criminalidad parece ser el único camino».
El experto llamó a prestar mayor atención a las raíces del problema, incluyendo las condiciones socioeconómicas que perpetúan el reclutamiento de jóvenes talentosos por parte del crimen organizado. «Necesitamos políticas públicas que fortalezcan la educación, ofrezcan oportunidades y rompan con la normalización de la violencia», concluyó.
Sobre este mismo tema, la Dra. Alma Gabriela Palestino, directora de la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, compartió su perspectiva sobre el interés del crimen organizado en estudiantes de Química y las estrategias para prevenir este fenómeno.
Según la Dra. Palestino, los estudiantes de Química poseen un conocimiento técnico altamente especializado que les permite transformar materia en productos de valor agregado, como medicamentos y compuestos estratégicos. Esta capacidad, valiosa en campos legales, también puede resultar atractiva para actividades ilícitas.
«No obstante, cualquier profesionista podría ser blanco de estos riesgos. En nuestra facultad fomentamos valores éticos y el compromiso social, formando profesionales íntegros que contribuyen al bienestar colectivo», subrayó.
Al ser cuestionada sobre posibles casos de reclutamiento en la entidad, la Dra. Palestino aseguró que, hasta ahora, no existen antecedentes documentados o indicios de que estudiantes de la Facultad de Ciencias Químicas hayan sido vinculados a estas actividades. «El seguimiento cercano que realizamos a nuestros estudiantes, tanto durante su formación como en su vida profesional, nos permite descartar este tipo de situaciones», señaló.
Para proteger a los estudiantes, la directora propuso trabajar desde dos frentes:
1. Concientización: «A través de programas institucionales y en colaboración con autoridades, buscamos informar sobre las implicaciones legales y emocionales de involucrarse en estas actividades. También hacemos énfasis en los efectos devastadores que estas sustancias tienen en los consumidores, inculcando responsabilidad y ética en el uso del conocimiento adquirido».
2. Oportunidades laborales: «Es fundamental aumentar y diversificar las opciones de empleo para los egresados, de modo que no se vean tentados por caminos ilícitos. Esto incluye el impulso de programas de becas y apoyos para estudios nacionales e internacionales, que enriquezcan su formación profesional y les brinden más herramientas para competir en el mercado laboral».
Además de promover valores éticos, expuso que los programas académicos deben enfatizar el impacto social del conocimiento químico, ya que es importante que los estudiantes comprendan que los saberes que adquieren pueden ser mal utilizados, y que tengan claro el alcance de su responsabilidad como futuros profesionistas».
La directora también destacó la necesidad de cerrar las brechas que los cárteles aprovechan. «La creación de oportunidades laborales y el fortalecimiento del emprendimiento son esenciales. Además, es imperativo establecer políticas públicas que apoyen la educación y el desarrollo profesional, para que los jóvenes no consideren las actividades ilícitas como una solución a la falta de empleo».