martes, mayo 20, 2025
spot_img
spot_img

De San Luis a Los Ángeles: El salto a la fama

Fecha:

Comparte esta noticia:

Francisco «Paquito» Aranda, un baterista, director musical y productor potosino, ha logrado una carrera internacional que lo ha llevado desde las calles de San Luis Potosí hasta los escenarios de Estados Unidos, Europa y México.

Su talento, determinación y amor por la música lo han convertido en un referente para músicos jóvenes de todo el mundo. En entrevista para Ingrata Noticia, Paquito nos comparte cómo su ciudad natal, sus influencias y su inquebrantable pasión por la música han sido clave para construir su camino hacia el éxito.

¿Cómo te definirías?

Soy un músico extrovertido; me gusta mucho compartir e inspirar, especialmente a otros músicos o artistas que también persiguen sus sueños. Sé que a veces es difícil ser persistente o perder el miedo. A grandes rasgos, compongo música para películas, toco con diversas bandas tanto en Estados Unidos como en México, y actualmente estoy promocionando mi proyecto como solista, que se llama Hollywood Sirena. El miércoles nos presentamos en el Festival de Primavera en Fundadores. Y bueno, sí: nací en San Luis Potosí y llevo siete años viviendo en Los Ángeles.

Eres originario de San Luis Potosí y hoy te presentas en escenarios de Estados Unidos, Europa y México. ¿Cómo influyó tu ciudad natal en tu formación musical y en tu manera de ver el arte?

Pues la verdad fue mucho, gracias en gran parte a la inyección de música que traían mis padres conmigo. Mis papás siempre ponían el radio, y desde que yo era chiquito, en San Luis siempre se escuchaba música de los 80 —y hasta la fecha. Vengo a San Luis, voy a cualquier restaurante y hay una playlist de los 80 que está chida. Y yo con eso, como que me empecé a clavar, a escuchar esa música, sobre todo en inglés. La música que venía de allá siempre me llamaba mucho la atención.

Después, cuando formalicé mi educación en el Centro de las Artes y empecé a ver con más madurez mi formación en jazz y toda esa onda, me interesé aún más en la música, tanto como profesión como por su apertura cultural.

Mis bandas favoritas siempre han sido de California, todo ese movimiento del punk rock. Bandas como Green Day o Blink-182 me volaban la cabeza. De niño decía: “¡Wow! Yo quiero ser baterista también.” Entonces, fue un poco de todo, ¿no?

Y ya por mi propio trabajo como baterista, y por la versatilidad que tengo como músico, me encanta dominar géneros como la cumbia, el norteño, la salsa, lo que sea, ¿no? Eso también me hace sentir muy orgulloso de mis raíces como latino, porque, además, ¡me encanta tocar eso!

¿Cuál fue el momento clave que te hizo decidir mudarte a Los Ángeles y apostarlo todo por tu carrera musical?

Tengo que regresar al momento en el que, afortunadamente, aquí en San Luis estuve trabajando con varios amigos que me dieron la oportunidad de viajar y de hacer música de manera profesional. La verdad, me decidí a perseguir la música desde los 16 años. Desde ahí empezó todo, porque esa fue mi primera gira, abriéndole a una banda de Tijuana de punk rock que se llama The Lux —ellos todavía andan por ahí. Mis primeras giras fueron con ellos, y fue ahí cuando neta decidí que quería hacer esto.

El camino hacia Los Ángeles no siempre fue claro. Después de tocar con esa banda —que en ese entonces se llamaba Déjame Soñar y era muy movida en la escena punk rock aquí en San Luis—, empecé a tocar con muchas más bandas locales.

El momento en que dije “ok, es ahora”, fue cuando participé en el proyecto de 80 Sinfónico, con la Orquesta Sinfónica. Estaba involucrado en esas cosas y fue cuando pensé: “Estaría bueno irme a la Ciudad de México o aplicar para una beca en el extranjero”. Entonces apliqué para una beca en Boston y otra en Los Ángeles. En ambos lugares se dio algo muy bueno, pero fue más inteligente irme directo a Los Ángeles, porque después de Boston, de todos modos, terminaría yéndome allá para perseguir la carrera en sí, más allá de solo la formación musical.

Como baterista, director musical y productor, has trabajado con bandas icónicas como División Minúscula y proyectos emergentes como Twin Seas. ¿Qué aprendizajes te ha dejado colaborar con artistas tan diversos?

Hay que saber respetar lo que el artista te está pidiendo. Y bueno, a lo largo de este viaje con distintas agrupaciones, también he aprendido la importancia de mantenerte fiel a tu propio sonido como instrumentista. Porque hay distintos niveles: está tu sonido como músico, ese que desarrollas a través de cómo te expresas con tu instrumento —donde ya no solo estás tocando, sino que te conviertes en un artista detrás de él—, y luego está tu sonido como artista, cuando ya estás creando tus propias canciones y propuestas.

Entonces, al trabajar con diferentes bandas, lo más importante es respetar el sonido del artista con el que colaboras, pero sin perder tu identidad como instrumentista.

Otra cosa súper importante: siempre estar puntual en todo. En la llamada al camión, en el lobby, en el ensayo… llegar a tiempo o, mejor aún, antes. Eso lo aprendí a las malas, y es algo que trato de aplicar siempre. Aprender de los errores es clave.

Muchos jóvenes potosinos sueñan con llevar su talento al extranjero. Desde tu experiencia, ¿qué se necesita realmente para destacar y abrirse paso en la escena internacional?

Pues mira, eso depende primero del país al que quieran aspirar mudarse. Yo tengo amigos, por ejemplo, que están viviendo ahora en Holanda o en Alemania, y al irse a estudiar allá, se pusieron a estudiar mucho el idioma desde antes. Eso es primordial: conocer el idioma del país al que vas a llegar. Porque, en base a eso, la universidad te va a aceptar o no, dependiendo de tu conocimiento del idioma.

Lo mío fue igual con el inglés. Me preparé para poder fluir, porque, aunque afortunadamente muchas de las bandas con las que he trabajado entienden español, sin duda el inglés me ha abierto muchas puertas, sobre todo para poder convivir y comunicarme. Porque, aunque entiendan español, muchas veces se sienten más cómodos hablando en inglés. Me entienden, pero no lo pueden hablar tan bien. Entonces sí, lo básico es saber comunicarte apropiadamente para sacar el mejor resultado de tus interacciones. Y ya estando allá, buscar cuáles son las mejores ofertas: becas, programas o incluso permisos de trabajo una vez que termines tus estudios.

Yo me fijé mucho en todo eso al planear mi estrategia para mudarme. Planeé mi mudanza a Los Ángeles con casi tres años de anticipación. Me preparé exhaustivamente con muchos instructores, y también aquí en el Centro de las Artes en San Luis, para poder aplicar a becas y estar allá legalmente. Y una vez estando allá, moverse. Salir, no necesariamente a tomar, pero sí a conocer gente, a aprender. Porque el nivel está perro, a donde sea que llegues. No solo llegas tú: llega lo mejor de todo el mundo, o quienes están buscando convertirse en lo mejor. Todos llegan con hambre.

¿Hay un momento clave en el que tú dijeras: “Ya no quiero seguir”?

Sí, claro. De hecho, quizá ya estando en Los Ángeles. Cuando, después de varios años, ya conoces amigos y haces conexiones, pero las cosas todavía no se dan del todo. A lo mejor te falta un papel, o te falta ese último paso para que el trabajo empiece a fluir mejor, o lo que sea. Y hay que ser paciente con eso.

Porque uno tiene expectativas, ¿sabes? Le dedicas tanto tiempo, tantas horas, tanto amor a tu instrumento, a mejorar, que claro que hay decepciones. Pero el chiste es quitarse el miedo y no desistir. Porque, al final de cuentas, todos los que eventualmente logran algo en este medio son los que nunca se rindieron.

Y la verdad es eso: es normal tener miedo, pero hay que vencerlo. Eso también es parte del mensaje que trato de compartir en la música que hago.

En tus proyectos personales como Hollywood Sirena muestras otra faceta más íntima y vocal. ¿Cómo equilibras tu lado creativo como solista con tu trabajo como acompañante y director musical de otras bandas?

Afortunadamente, he tenido más tiempo para poder equilibrar lo que hago con las demás bandas y con mi proyecto personal. También considero que ambas cosas se complementan, porque yo aprendo muchísimo de mis compañeros músicos en otros proyectos y traigo todo ese aprendizaje a lo mío.

La verdad, siempre que estoy en una banda, aprendo de los demás. Porque en una banda todos nos complementamos, y sé que muchos de mis compañeros son mejores que yo en otras áreas. Eso me inspira y me impulsa a crecer.

Creo que lo más importante ha sido aprender a manejar bien mi tiempo de práctica. Lo que ha cambiado, más que nada, es cómo abordo esas horas en mi estudio en Los Ángeles. Por ejemplo, ahora me enfoco más en la práctica vocal, en tocar y cantar al mismo tiempo, en combinar la batería con la voz. Ya no estudio la batería de una manera tan virtuosa como lo hacía hace algunos años.

Hoy por hoy, mi enfoque con la batería es más físico y consciente: tocar sin lastimarme, sin forzar el cuerpo. Después de 17 años tocando y de tantos shows, el cuerpo empieza a mostrar desgaste, y lo que busco ahora es longevidad detrás del instrumento.

Después de todo lo que has logrado, ¿qué significa hoy para ti ser potosino y cómo te gustaría seguir representando a tu tierra desde la música?

Claro, pues mira, la verdad es que yo siempre he estado 100% orgulloso, 100% potosino. A donde sea que voy, lo digo. En un concierto, siempre se presenta: «Paquito, de San Luis Potosí, México».

Y la verdad, lo que más me mueve es inspirar. Inspirar a artistas, no solamente potosinos o mexicanos, sino de cualquier lugar, a que sigamos haciendo lo que amamos. Porque eso, eventualmente, regresa. Y además lo hacemos también por los que vienen detrás, por los muchachos que apenas están empezando a tocar.

Quiero que sepan que claro que todo es posible, que algún día pueden tocar con sus ídolos, que algún día pueden viajar por el mundo tocando el instrumento que les gusta. Eso es totalmente posible.

Así es como yo cargo ese orgullo de ser potosino, la neta. Y cada vez que vengo, trato de hacer algo: una clínica, un masterclass, o algo para compartir. En este caso fue un concierto, pero el año pasado sí di una clínica para unos muchachos en una escuela de música. Y por ahí hay planes de hacer otra a finales de este año.

¿Cuál es la invitación que le haces a los jóvenes?

Invito a los muchachos, simplemente, a que, si tienen curiosidad por despertar su creatividad de alguna manera, lo hagan. Que se animen. El arte está para eso: para transmitir tristeza, felicidad, nostalgia… todo.

Entonces sí, que se den la oportunidad de explorar dentro de sí mismos y descubrir todo lo que pueden lograr.

Artículos relacionados

Lamentan políticos asesinato de cercanos a Brugada

Distintas personalidades de la política y funcionarios lamentaron el asesinato deXimena Guzmán, secretaria particular de la Jefa de Gobierno de la Ciudad...

Ejecuta un solo sicario a funcionarios; huye a pie

La doble ejecución de funcionarios del Gobierno capitalino fue perpetrada por un solo sujeto vestido con una chamarra...

Revelan que buque realizó 3 llamadas de ayuda a remolcadores

El buque escuela mexicano Cuauhtémoc solicitó vía radio el apoyo de remolcadores antes de colisionar el sábado en...

Divide a empresarios y políticos jornada laboral de 40 horas

La reducción de la jornada laboral sigue generando posiciones encontradas.Mientras representantes empresariales se manifestaron a favor de la medida siempre y...