Sobre Gandalf, el famoso mago creado por J.R.R. Tolkien, lo que más valora el actor Daniel Weyman es su sencillez: cómo no se vanagloria de su sabiduría, sino que ama tropezar, aprender y mejorar.
«Sin importar cuán antiguo parezca, siempre está dispuesto a aprender de los errores, a analizarse. No cree que es alguien completo, que ya lo ha logrado.
«Está consciente de que debe mejorar, que quizás no lo hizo tan bien aquí, que pudo haber recorrido otro camino, ayudado más a los otros, hacer las cosas distinto», medita el británico en entrevista.
Tras Ian McKellen, quien se puso el sombrero y tomó la vara en las trilogías fílmicas de El Señor de los Anillos (2001-2003) y El Hobbit (2012-2014), Weyman es el segundo intérprete del personaje en la pantalla.
«Es un personaje rico en el trabajo de Tolkien. Como actor, eso es enormemente emocionante, porque hay riqueza en textos, historias para investigar y entender».Daniel Weyman,
actor
El último capítulo de la segunda temporada de la serie Los Anillos de Poder,ubicada miles de años antes de los sucesos de El Señor de los Anillos, acabó por confirmar la verdadera identidad de su rol, «El Extraño».
Forjado en el teatro, Weyman desconocía quién era ese hombre que interpretaba desde que inició emitirse la producción en 2022: un enigma, un ser que llega a la Tierra Media en un meteorito, sin memoria.
Se hizo amigo de dos hobbits (Markella Kavenagh y Megan Richards) y con ellas comenzó una aventura mientras descubría tener poderes y la habilidad de comunicarse con criaturas.
Durante el rodaje del episodio 6 de la segunda temporada, los showrunners y la directora Charlotte Brandstrom lo sentaron en un set y finalmente se lo dijeron: «Serás llamado Gandalf».
«Estaba honrado y conmovido», recuerda el histrión, actualmente de 47 años.
Según el canon de Tolkien, Gandalf es un antiquísimo ser espiritual con forma corpórea, enviado a la Tierra Media por los Valar para servir como contrapeso ante el villano Sauron e inspirar a los pueblos libres.
En las películas de Peter Jackson, se le vio como guía-mentor del hobbit Frodo en la destrucción del Anillo Único y de Bilbo en la odisea por robar el tesoro del dragón Smaug.
La versión que propone Los Anillos de Poder de Prime Video es la de un Gandalf que acaba de descubrir su misión, y tiene un atisbo de sus cualidades extraordinarias y su pasado.
«Las posibilidades para nosotros, para nuestra historia, son enormes. Él no sabe aún mucho de su historia previa. Sólo conoce lo que le ha ocurrido desde que llegó a la Tierra Media.
«Una de las cosas emocionantes y divertidas será pensar maneras en las que su historia, su conocimiento, no sólo de la Tierra Media, sino de Valinor, del Ilúvatar, lo afectan».
A Weyman, los showrunners lo prepararon, sin que él lo supiera, para su destino como un «joven» Gandalf.
Al inicio de la producción le pidieron mirar fotos de personas, aparentemente ancianas, que habían tenido vidas duras, pero cuya mirada había algo infantil e inocente.
«Había líneas en sus rostros, pero en sus ojos veías galaxias, todas las épocas explotando».
Para quien ha sabido verlas, ha habido pistas sobre Gandalf a lo largo de la línea narrativa de «El Extraño» en ambas temporadas, como, por ejemplo, su capacidad para hablar con luciérnagas.
Weyman confiesa que durante el rodaje de la primera, en Nueva Zelanda, cuando aún no sabía la identidad de su personaje, le ocurrió algo asombroso.
«Hay una polilla especial, una que incuba mucho tiempo, sale un día, se reproduce y muere. Cuando filmamos la escena de las luciérnagas, vi que una de estas polillas había aterrizado sobre la manga de mi vestuario.
«Todo ese día estuvo conmigo. No se fue. Revoloteó un poco alrededor de la luz y regresó a mi mano. Fue hermoso. Pensando en Gandalf, ahora en retrospectiva, fue una hermosa coincidencia».
En las películas, el Gandalf de McKellen le susurraba a las polillas, criaturas aparentemente insignificantes, pero quienes le enviaban ayuda cuando estaba en peligro.
Beso polémico
El momento más controversial de la segunda temporada de Los Anillos de Poder fue un beso entre dos elfos, Galadriel (Morfydd Clark) y Elrond (Robert Aramayo).
En la obra de J.R.R. Tolkien, la primera llega a ser la suegra del segundo, aunque en la historia que propone la serie eso no ha ocurrido y son sólo amigos en una situación de peligro.
Ocurre mientras ella es prisionera de los orcos y él se despide de ella antes de liderar una batalla.
«Fue práctico. Por un lado, le dio a Galadriel la oportunidad de escapar (le deja en el cabello una herramienta para liberarse de sus cadenas). Por el otro, él se siente emocional, en verdad, al decirle adiós. Probablemente sea la última vez que la verá. Está convencido de que ella morirá.
«Es un momento emocional y también es impactante. Yo tampoco me lo esperaba cuando lo leí en el guion», admite Aramayo en entrevista.
Villano ¿adorable?
Si bien el gran villano de Los Anillos de Poder es Sauron, un humano, inventado para la serie, estuvo entre los personajes más odiados: Kemen (Leon Wadham).
Hijo de Pharazon (Trystan Gravelle), es ambicioso, un ejemplo de la corrupción de los hombres.
«A veces los más villanos en pantalla son los más amables y dulces en la vida real. Eso es verdadero para Leon. Es muy bueno actuando como malo», dice Cynthia Addai-Robinson (Miriel).
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— Gizmodo (@Gizmodo) October 3, 2024