El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que los países integrantes del G20 son responsables del 80 por ciento de la emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que les hizo un llamado a adelantar las metas de neutralidad climática.
En el discurso de conclusión del G20, y tras conversar con otros líderes sobre sostenibilidad ambiental y transición energética, el Mandatario brasileño dijo que es fundamental que las nuevas NDC estén alineadas con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a un grado y medio.
«Ahora, junto con el Secretario General António Guterres, hago un llamamiento al G20 para que participe en la Movilización Global Conjunta Brasil-ONU para elevar el nivel de ambición de la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional», señaló.
Si las naciones ricas no asumen sus responsabilidades históricas, advirtió, no tendrán credibilidad para exigir ambición a los demás.
«Nuestra brújula sigue siendo el principio de responsabilidades comunes, pero diferentes. Se trata de un imperativo de justicia climática. Aunque no avancemos a la misma velocidad, todos podemos dar un paso más«, enfatizó.
El Presidente brasileño encabezó la mesa «Desarrollo Sostenible y Transición Energética» en la que México estuvo representado por la Secretaria de Energía, Luz Elena González, quien no fue parte de los oradores.
La Presidenta Claudia Sheibaum partió esta mañana a la Ciudad de México luego de que ayer participó en la primera jornada de trabajo y sostuviera reuniones con distintos líderes, entre ellos los Presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping.
Lula refirió que fue en Río de Janeiro donde nacieron las tres Convenciones Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Biodiversidad y Desertificación.
Sin embargo -dijo- en ese entonces pocos imaginaron que, tres décadas después, se estaría viviendo el año más caluroso de la historia con inundaciones, incendios, sequías y huracanes cada vez más intensos y frecuentes.
«Los esfuerzos realizados desde entonces han contribuido a evitar un escenario peor. Pero tenemos que hacer más y mejor. El Protocolo de Kioto se ha convertido en un referente de frustración en la acción colectiva.
«La COP15 de Copenhague fue un trauma que estuvo a punto de hacer descarrilar el régimen climático. El Acuerdo de París va a llegar a Belém tras diez años de vigencia y sus resultados están aún muy lejos de lo que se necesita. No hay más tiempo que perder» indicó.