El Presidente electo Donald Trump llegará a la Casa Blanca con promesas de campaña que apuntan a dar nueva forma a la industria automotriz estadounidense, como prometer atacar las políticas de vehículos eléctricos de la era Biden e imponer aranceles para ampliar el trabajo en las fábricas estadounidenses.
Durante su primer mandato, Trump se interesó particularmente en el negocio automotriz, ya sea reprendiendo a los ejecutivos por fabricar autos en México o extendiendo ramas de olivo, como flexibilizando las regulaciones de eficiencia de combustible.
En la campaña de este año, Trump dijo que utilizaría aranceles para reducir las importaciones y crear empleos de fábrica. También criticó el gasto gubernamental en vehículos eléctricos, generando preocupación entre los ejecutivos automotrices sobre el destino de decenas de miles de millones de dólares en dinero en impuestos federales destinados a apoyar los vehículos eléctricos.
Para los compradores de autos, mayores aranceles podrían llevar a precios más altos y un cambio en los tipos de vehículos disponibles en los lotes de autos nuevos, dicen los analistas. Por otro lado, Trump ha propuesto hacer que los préstamos para autos sean deducibles de impuestos para hacerlos más costeables.
Un comodín que eclipsa todo el cambio potencial es Elon Musk, el director ejecutivo de Tesla, quien surgió como uno de los principales asesores y donadores de Trump durante la campaña y fue nombrado por el Presidente electo para ayudar a liderar un esfuerzo para recortar el gasto gubernamental y reestructurar las agencias federales.
Estas son algunas formas en que se espera que la presidencia Trump afecte a los fabricantes y compradores de autos.
En riesgo: subsidios a VEs
Los vehículos eléctricos se han convertido en un tema político divisivo en los últimos años, y Trump y Musk han criticado el apoyo federal a los VEs.
El Gobierno federal ofrece miles de millones de dólares en incentivos fiscales para que los fabricantes de automóviles fabriquen baterías que alimentan los vehículos eléctricos en EU, como parte de la Ley de Reducción de la Inflación de la Administración Biden. La misma ley autorizó un crédito fiscal de 7 mil 500 dólares que los compradores calificados pueden usar para sufragar el costo de un VE.
Trump había criticado la ley como un regalo corporativo y dijo en septiembre que «rescindiría todos los fondos no gastados» bajo la Ley de Reducción de la Inflación.
Los ejecutivos de la industria y los cabilderos consideran que el crédito para ventas minoristas de 7 mil 500 dólares es vulnerable a ser eliminado o reducido por la Administración entrante. Señalan que un crédito separado para el arrendamiento de VEs -que ha beneficiado a Hyundai, Kia y otras marcas con importaciones de VEs- también parece estar en riesgo.
Se anticipa que los ejecutivos automotrices peleen por conservar el dinero federal para la fabricación de baterías. Esos subsidios son vistos como más difíciles de recuperar, porque se planean muchas fábricas nuevas en Estados del sur controlados por los republicanos, como Georgia y Tennessee.
El factor Musk
Musk ha dicho que Tesla podría prescindir del crédito fiscal al consumidor, por el que lucharon otras compañías automotrices.
El fabricante de VEs ha recibido miles de millones de dólares a lo largo de los años en pagos de otras armadoras para ayudarlas a cumplir con las regulaciones federales sobre contaminación de tubos de escape. Trump ha criticado esas reglas, que favorecen las ventas de VEs, y no está claro cómo podría pronunciarse Musk en el tema.
Los analistas esperan que Musk presione para obtener el apoyo de Trump para avanzar los esfuerzos de Tesla en materia de autos sin conductor e inteligencia artificial. La capitalización de mercado de Tesla cruzó el umbral del millón de millones de dólares después de las elecciones, en parte porque los inversionistas ven al Presidente electo como un aliado para allanar el camino para la planeada introducción de robotaxis por parte de Musk.
Hora de aranceles
Trump ha sugerido imponer un arancel del 10-20% a todas las importaciones, medida que afectaría a las armadoras alemanas y asiáticas, y dijo que consideraría aranceles aún mayores a los autos fabricados en China y México.
La perspectiva de elevar los aranceles a los vehículos fabricados en México, en particular, preocupa a algunos ejecutivos del sector, dado el estatus de México como centro manufacturero para fabricantes automotrices y proveedores de piezas. A septiembre, se han construido en México casi 3 millones de vehículos livianos este año, aproximadamente una cuarta parte de la producción norteamericana, muestran datos de la firma de investigación Wards Intelligence.
Honda Motor produce aproximadamente 200 mil vehículos en México, y el 80% se exporta a EU, dijo este mes un ejecutivo de la armadora japonesa en una conferencia telefónica sobre resultados.
Musk ha dicho que Tesla tenía intención de construir una planta en México, pero la compañía pausó esos esfuerzos este verano antes de las elecciones.
Los analistas anticipan que cualquier posible arancel sobre los autos fabricados en México probablemente espere hasta las discusiones en el 2026 para reabrir el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá, el pacto comercial negociado por la primera Administración Trump.
¿Autos más caros?
Es probable que el costo de los aranceles a las piezas o vehículos importados termine pasándose a los compradores de autos en la forma de precios más altos de los vehículos, dijo Stephanie Brinley, analista automotriz en S&P Global Mobility.
«Es difícil eludir ese hecho», dijo Brinley.
Al mismo tiempo, cualquier reducción a los créditos fiscales federales para los autos eléctricos exacerbaría el problema de costeabilidad de los VEs, que representan alrededor del 8% de las ventas de vehículos nuevos, dicen los analistas.
Limbo regulatorio
Durante su primer mandato, Trump alivió las estrictas normas establecidas por la Administración Obama que regulan las emisiones y el ahorro de combustible. Después de que el Presidente Biden llegó a la Casa Blanca, su Administración revirtió los cambios de Trump y endureció esas regulaciones incluso más que el Presidente Obama.
El requisito de economía de combustible más reciente, impuesto este año, requiere que los fabricantes de automóviles vendan una cartera de automóviles y camionetas con un promedio de 24.6 kilómetros por litro para el 2032, contra los 20.8 kilómetros por litro requeridos en el año modelo 2026. Trump y otros republicanos han llamado a esto un «mandato de VEs», porque esencialmente requiere que los fabricantes automotrices vendan autos que funcionan con baterías para alcanzar esos niveles.
Brinley anticipa que la Administración Trump retrase inicialmente la aplicación de los objetivos para el año modelo 2028 y más allá.
– Sean McLain y Mike Colias contribuyeron a este artículo.
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