- Legendarios de San Luis: un equipo que transforma vidas a través del futbol adaptado
La inclusión y la pasión por el futbol se unieron en San Luis Potosí gracias a la visión de Alejandra Siller, fisioterapeuta que hace seis años fundó el primer equipo de futbol para amputados en el estado: los Legendarios.
Lo que comenzó como un proyecto de integración y rehabilitación se ha consolidado como un espacio de competencia, amistad y resiliencia, donde hombres y mujeres que enfrentaron la pérdida de una extremidad han encontrado nuevas razones para correr detrás del balón y demostrar que en la cancha —y en la vida— no existen límites.

Alejandra Siller impulsa el futbol de amputados en San Luis Potosí
La pasión por el futbol y la fuerza para salir adelante dieron origen hace casi seis años al equipo de amputados Legendarios de San Luis, un proyecto deportivo que ha crecido de la mano de Alejandra Siller, fisioterapeuta y promotora social, quien ha sido pieza clave en la consolidación del conjunto.
Alejandra Siller fundó el primer equipo de futbol para amputados en San Luis Potosí. El equipo nació con la intención de brindar un espacio de recreación y competencia a personas que han perdido una extremidad, demostrando que el deporte puede convertirse en un motor de inclusión y resiliencia. A lo largo de estos años, Legendarios ha logrado reunir a jugadores de diferentes edades y contextos que comparten el mismo objetivo: mantenerse activos y demostrar que la discapacidad no significa limitaciones en la vida deportiva.
Alejandra Siller, desde su experiencia como fisioterapeuta, ha acompañado a los integrantes no solo en la parte médica y de rehabilitación, sino también en la motivación para entrenar y participar en encuentros estatales y nacionales. “El futbol es un medio para recuperar confianza, para sentirse parte de un equipo y para demostrar que se puede competir con la misma pasión y disciplina que cualquier otro deportista”, explicó.
Los entrenamientos del equipo se realizan de manera constante en canchas de la capital potosina, donde los jugadores, apoyados en muletas especiales, practican las dinámicas propias del futbol adaptado. Con disciplina y esfuerzo, los Legendarios se han convertido en un referente en la región, al tiempo que generan conciencia sobre la importancia de abrir espacios deportivos inclusivos.
Hoy, tras seis años de existencia, el equipo sigue en crecimiento con el respaldo de Siller y de la comunidad deportiva local. Su historia refleja no solo logros en la cancha, sino también la capacidad de transformar vidas a través del deporte y la inclusión.
Las personas que se han quedado sin una extremidad se han formado en todo el mundo para constituir un equipo de amputados en muchas localidades. Esto demuestra cómo la perseverancia y la superación personal juegan un papel determinante en una carrera deportiva.

Verónica Escalante: la delantera que encontró en el futbol una nueva oportunidad de vida
La vida de Verónica Escalante cambió de la noche a la mañana. A los 35 años, una bala perdida le arrebató la pierna y con ella la rutina activa que hasta entonces llevaba. Madre de dos hijos, uno de apenas tres años en aquel momento, la amputación significó un golpe radical, un duelo difícil de asimilar. Pero su carácter y la necesidad de seguir adelante por su familia la impulsaron a levantarse. Ocho años después, Verónica no solo ha reconstruido su vida, sino que se ha convertido en delantera del equipo Legendarios Potosino de Futbol para Amputados, donde encontró integración, confianza y nuevas metas.
“Al principio pensé que mi vida se había terminado, que ya no podría trabajar ni hacer nada. Pero cuando conocí el proyecto de futbol, me cambió el panorama. El simple hecho de convivir con personas en mí misma situación me dio fuerza para salir adelante”, recuerda.
Verónica fue una de las primeras integrantes de Legendarios. Se enteró del proyecto a través de Facebook y asistió a la reunión fundacional, hace seis años. Pese a la pausa forzada por la pandemia, la jugadora nunca se apartó del grupo.
El equipo, impulsado inicialmente por fisioterapeutas como Alejandra Siller y Karina Suárez, encontró en la disciplina del futbol un espacio de rehabilitación física y emocional. Con bastones canadienses como apoyo, los entrenamientos se convirtieron en una prueba de resistencia y, al mismo tiempo, en una celebración de vida.
“Al principio no sabíamos ni movernos. Era como aprender de cero. Pero con el tiempo, el correr detrás del balón, reírnos, convivir… todo eso reinicia tu semana. El futbol para nosotros significa más que deporte: es integración y vida”, asegura Escalante.

La cancha como refugio
Para Verónica, el futbol no solo le devolvió movilidad, sino también la emoción de sentirse parte de un equipo. “Aunque juegue cinco minutos, escuchar a la gente gritar mi nombre, aplaudir, decir ‘¡Vamos Vero!’, eso me llena el alma. En la cancha se te olvidan los problemas”, confiesa con una sonrisa.
El actual cuerpo técnico está encabezado por el profesor Juan Carlos, quien ha fortalecido la preparación del grupo. Pero más allá del entrenamiento, lo que une al equipo es la empatía y la amistad: “Llegamos sin conocernos, pero una vez dentro ya no quieres salir. Se convierte en parte de tu vida”, dice la delantera.
Más allá del balón
La historia de Verónica también refleja las barreras que aún enfrentan las personas con discapacidad en la sociedad: rampas obstruidas, discriminación velada y falta de apoyos suficientes. Sin embargo, ella insiste en enviar un mensaje de esperanza:
“A quienes han pasado por una amputación o una enfermedad les digo que nunca dejen de luchar por sus sueños. Sí se puede, aunque parezca difícil. Siempre hay una luz de esperanza”, afirma.
Asimismo, hace un llamado a la sociedad y a los empresarios a acercarse al equipo: “Muchas veces piensan en donar balones o uniformes, pero lo que más necesitamos son recursos para poder salir adelante y representar a San Luis Potosí en más torneos. Que se den la oportunidad de conocernos, de ir a un partido: ahí es donde nace el verdadero apoyo”.

Beto encontró una segunda oportunidad en la cancha
A sus 44 años, Luis Alberto “Beto” Martínez sabe lo que significa reinventarse después de una amputación. Padre de tres hijos, vivió la pérdida de su pierna cuando su esposa estaba embarazada, un momento que describe como el mayor reto de su vida. “Uno llega al hospital y nunca piensa que va a salir sin una pierna. No hay tiempo para lamentaciones, hay que seguir adelante”, recuerda.
Beto se mentalizó pronto: aprendió a manejar un carro estándar con una sola pierna y buscó cómo recuperar lo que más le apasionaba: el futbol. Durante años lo creyó
Para el jugador potosino, el apoyo familiar es clave. “Si en casa te ven contento, si te ven que entrenas y participas, la familia siempre te respalda. Eso ha permitido que el equipo se mantenga, porque si uno no está bien con la familia, sería imposible seguir”, reconoce.
Pero no todo ha sido fácil. Los Legendarios han tenido que batallar con la falta de apoyos económicos. Los bastones especiales que utilizan son costosos y se desgastan con el tiempo. Además, cada viaje para competir en la liga implica gastos de transporte y hospedaje.
“Nos han dado balones o uniformes, y claro que sirven, pero lo que más necesitamos es apoyo económico para poder competir. Muchos políticos se acercan en campaña, pero después se olvidan de nosotros”, lamenta.
Más allá de la cancha, Luis Alberto quien ahora juega como defensa central, quiere que su historia y la de sus compañeros llegue a más personas:
“Queremos que la gente conozca al equipo. Que vean que amputarte no es el fin, sino el inicio de una vida distinta, que también puede ser muy satisfactoria. En Legendarios aprendes a correr, a pegarle al balón, a ganar y perder como cualquiera. Aquí no hay límites, solo nuevas oportunidades.”
Hoy, a seis años de haberse fundado el club, Martínez sigue siendo pieza fundamental en la delantera del equipo y ejemplo de cómo el futbol puede convertirse en una herramienta de integración, motivación y resiliencia.
La pasión que derriba barreras: Juan Carlos Espinoza
El fútbol no solo se juega con los pies, también con el corazón. Así lo entiende Juan Carlos Espinoza Martínez, director técnico del equipo de amputados Legendarios de San Luis, quien desde hace dos años y medio dedica su experiencia como entrenador a un grupo de hombres y mujeres que, pese a la adversidad, han encontrado en el balón una manera de superarse y demostrar que los límites están en la mente.
Espinoza llegó a los Legendarios gracias al reencuentro con un exalumno portero de la Normal, a quien entrenó en su juventud y que, tras un accidente laboral, perdió una mano. “Me llamó después de muchos años, yo ya me había retirado de entrenar para dedicarme a la familia, pero me platicó del proyecto. Cuando entendí que se trataba de un equipo de amputados que quería seguir jugando, no lo dudé. Me dije: ellos quizá perdieron una parte del cuerpo, pero a veces a mí me falta corazón para enfrentar las cosas. Y acepté”.
Así, bajo la coordinación de Alejandra Siller, promotora social y directora del equipo, Espinoza se integró al proyecto que ha marcado su vida profesional y personal.

Entrenar desde cero
El técnico reconoce que su experiencia ha sido un reto distinto a todo lo que había vivido. Antes dirigió a niños, adolescentes y jóvenes, pero aquí, asegura, se trata de empezar desde cero. “El entrenamiento es diferente: la condición física cambia, se juega con bastones, hay que adaptar ejercicios y reglas. El portero, por ejemplo, debe vendar una de sus manos. Pero lo más valioso es la enseñanza diaria: ellos enfrentan obstáculos constantemente y nunca se rinden. Eso te hace valorar más la vida”, comenta.
El equipo se conforma actualmente por 12 jugadores, entre ellos una mujer, con edades que van de los 22 a los más de 50 años. Compiten contra escuadras como América, Tigres, Monterrey o Celaya, y participan en jornadas nacionales que cada dos meses se realizan en distintas ciudades del país.
Entre las anécdotas que lo han marcado, Espinoza recuerda cuando uno de los jugadores sufrió una fuerte caída durante un entrenamiento. “Yo me preocupé mucho, pensé que tal vez estaba exigiendo de más. Pero ellos mismos me dijeron: ‘Profe, no se preocupe, caernos y levantarnos es parte de nuestra vida’. Ahí entendí que su fortaleza es mucho mayor de lo que imaginamos”.
Aunque la pasión sostiene al equipo, el aspecto económico sigue siendo un reto. Los viajes, comidas y hospedajes corren principalmente por cuenta de los jugadores, con algunos apoyos gestionados por la directora del equipo. “Sí se necesita mucho más respaldo institucional y privado. Ojalá que equipos profesionales como el Atlético de San Luis se acerquen, porque en otros estados los clubes han brindado un apoyo importante”, señala el entrenador.

Más allá de los límites
Para Juan Carlos, el mensaje que quiere dejar a la sociedad es claro: “Los límites están en la mente. Estos muchachos nos enseñan a diario que con corazón y voluntad se puede seguir adelante. Lo único que pedimos es que la gente se acerque, que conozca este tipo de fútbol y que apoyen a quienes, a pesar de todo, siguen luchando por lo que aman”.