lunes, junio 30, 2025
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Fátima Rosales, la atleta que levantó su pase al Mundial

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  • La vida que se carga en una barra

Ser atleta en México implica mucho más que disciplina. Es entrenar con dolor, estudiar con sueño, trabajar sin descanso… y, aun así, salir a competir sin garantías de apoyo. Esa es la historia de Fátima Rosales Basurto, entrenadora del Club Forma en San Luis Potosí, quien ganó el primer lugar en el «Meet of the Americas» y con ello obtuvo su pase directo al Campeonato Mundial de Powerlifting, que se realizará del 30 de octubre al 2 de noviembre en Buenos Aires, Argentina.

Pero su victoria no ha sido suficiente. Aunque tiene la fuerza y el talento, lo que no tiene —por ahora— son patrocinadores.

“Gané el internacional, pero aún no sé si podré ir al Mundial. No tengo patrocinios. Estoy tocando puertas porque quiero representar a mi país y a mi estado”, comparte con la voz firme, pero los ojos cargados de ilusión.

A sus 30 años, Fátima sabe lo que significa resistir, no solo entrena como una campeona, también es Licenciada en Nutrición, cursa una maestría en Nutrición Deportiva enfocada en enfermedades metabólicas y es entrenadora del Club Forma, donde transmite a otros atletas la pasión por la fuerza.

“No me gusta decepcionar, soy muy aferrada a lograr lo que me propongo”, confiesa. Y esa terquedad —o más bien esa determinación— ha sido el motor que la ha llevado a conquistar espacios tradicionalmente dominados por hombres.

Su historia deportiva inició en el fisicoculturismo, pero encontró su verdadera pasión en el powerlifting, disciplina que combina tres movimientos: sentadilla, press de banca y peso muerto.

“Este es un deporte muy mental. Te habla la cabeza mientras estás debajo de una barra. Si no estás fuerte por dentro, el cuerpo tampoco lo está”, dice.

Fátima no compite solo con otras mujeres. También lucha contra los recuerdos que le pesan: las críticas por su físico durante la infancia, el abandono, las decepciones amorosas, la pérdida de su madre.

“Cada vez que levanto una pesa, pienso en todo eso. En mi mamá, que ya no está. En todo lo que me marcó. Lo agarro, lo meto dentro de mí… y lo levanto”.

Inspiración de acero

Su camino hacia el powerlifting comenzó con una historia ajena. Fátima encontró su inspiración en la historia de una atleta inglesa que, tras una lesión de columna, se rehízo a través del powerlifting. “Pensé: si ella puede, ¿por qué yo no? Si un accidente no la limitó, ¿qué me limita a mí? Ahí entendí que no había excusas. Solo trabajo”.

Pero no solo fue una atleta extranjera la que marcó su camino. También lo hizo su madre, cuya memoria levanta junto con cada barra de acero. “Cuando levanto un peso, pienso en mi mamá, en mi pasado, en las veces que me dijeron que no podía. Todo eso me impulsa.”

Con esa convicción, ganó la Batalla de Los Ángeles en diciembre y clasificó para el «Meet of the Americas». Dedicó seis meses a entrenar, compitiendo finalmente contra atletas de México, Colombia, Costa Rica y Guatemala. El resultado fue contundente: primer lugar en la categoría -60 kg, modalidad raw.

“Vi a jueces internacionales, atletas de todo el continente. Estaba asustada, claro. Pero también orgullosa. Iba representando a México”.

El precio invisible del esfuerzo

Ser atleta de alto rendimiento no solo requiere fuerza, sino sacrificios. Fátima entrena, estudia, trabaja… todo sin ayuda institucional. Y aunque los logros están ahí, el apoyo aún no llega.

“Una preparación así te deja sin aliento. Me levantaba temprano, estudiaba, entrenaba… y muchas veces sin motivación. El cuerpo no da, pero tienes que seguir. No puedes mostrar debilidad”.

Ahora que tiene su pase al Mundial, la lucha cambia de escenario: necesita patrocinadores que la ayuden a cubrir vuelos, hospedaje, alimentación, inscripción, uniforme y equipo técnico.

“No quiero que todo esto se quede en la historia de alguien que ganó… pero no pudo ir. No quiero renunciar a mi sueño por falta de recursos”, expresa.

Cada kilo es una historia

Detrás de cada barra cargada por Fátima hay una historia que pesa: la de su infancia, la de su madre, la de las veces que creyó que no podía… y lo hizo. Hoy, esas historias la empujan hacia el podio internacional.

“Levantar pesas es como levantar mis heridas. Pero también es levantar mis sueños”.

Fátima Rosales está decidida a representar a México y San Luis Potosí en Argentina. Lo único que le falta es que alguien crea en ella tanto como ella cree en su fuerza.

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