Entre libros y palabras las mujeres también destacan.
Blanca Elizabeth Meléndez Ortiz es una mujer que ha sabido fusionar su pasión por los libros con su carrera como escritora, bibliotecóloga y docente. Su vida está marcada por una constante búsqueda de la lectura como vehículo de transformación, no solo en su carrera profesional, sino también en su desarrollo personal y cultural. En el marco del Día Internacional de la Mujer, Blanca comparte su experiencia y visión sobre el poder de las letras, los desafíos a los que se ha enfrentado como mujer escritora y el impacto que la lectura puede tener en la sociedad.
Blanca, al igual que muchas escritoras, se describe a sí misma como una lectora antes que una escritora. “La lectura es el vínculo con todo lo que hago. Es el vínculo con la biblioteca, que también es parte de mi profesión; es el vínculo con la escritura, una pasión que tengo; y es el vínculo con la docencia, que también ejerzo”, explica con entusiasmo.
Desde pequeña, Blanca fue tocada por el poder de la lectura, especialmente cuando a los siete años leyó El Diario de Biloca, un libro que la acercó a la cotidianeidad de manera extraordinaria. Sin embargo, su conexión con los libros no se limitó a esa primera experiencia. A los doce años, en la secundaria, leyó El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano y sintió una profunda necesidad de compartir sus lecturas, lo que la impulsó aún más hacia la escritura.
A los 21 años, ya titulada como bibliotecóloga, comenzó a escribir de manera profesional, participando en concursos y recibiendo premios, como el segundo lugar en el Concurso Nacional de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey en 2009. Desde entonces, su carrera ha sido una constante dedicación a la promoción de la lectura y la creación literaria.
A pesar de los logros alcanzados, Blanca ha enfrentado varios obstáculos en su carrera como escritora. “El primer gran desafío es obtener el reconocimiento de tu existencia y tu lugar. A veces, el hecho de tener un libro publicado no es suficiente para que te reconozcan como escritora”, comenta con una mezcla de frustración y resiliencia.
El reconocimiento dentro del gremio literario ha sido un camino difícil, en parte por prejuicios que, según ella, están ligados a un matiz clasista. Sin embargo, el hecho de contar con publicaciones premiadas y seguir siendo una figura activa en la promoción de la lectura ha sido su forma de continuar adelante.
En cuanto al impacto que la literatura tiene en la sociedad actual, Blanca es clara: “La literatura suma a la experiencia colectiva, es un acto político, un acto de rebeldía, y al mismo tiempo es un acto de conexión. Creo que fortalece los vínculos y el tejido social”, señala. Para ella, la literatura no solo sirve como un medio para contar historias, sino como una forma de generar un espacio para el diálogo y la reflexión en la sociedad.
Blanca también menciona que su estilo se ha visto influenciado por varios autores, desde los clásicos hasta los contemporáneos. Entre los que más la han marcado están Edgar Allan Poe, Sara Sefchovich, Svetlana Aleksiévich y Cristina Rivera Garza, quienes han impactado su manera de ver y sentir la literatura.
Para Blanca, la lectura es una decisión de vida, una elección que tiene consecuencias en la vida de cada persona. En su mensaje a aquellos que comienzan a explorar el mundo de los libros, Blanca ofrece un consejo clave: “No hay una lectura mejor que otra, y está bien no gustarte o no preferir alguna obra en particular. Lo importante es que no se detengan y no tengan miedo de leer cualquier cosa, incluso si no les gusta.”
Blanca es una firme defensora de la idea de que la lectura tiene un impacto profundo en el desarrollo personal y cultural. Ella considera que leer permite a las personas conocer su propia historia y la historia de otros, y entender mejor su entorno social. Para ella, ser lector es una decisión que tiene repercusiones, no solo en el conocimiento, sino en la manera en que nos relacionamos con el mundo y con los demás.
En este Día Internacional de la Mujer, Blanca Elizabeth Meléndez Ortiz nos invita a reflexionar sobre el poder de las palabras y la lectura como herramientas de cambio, no solo personal, sino también social. A través de su trayectoria, ha demostrado que la literatura, la lectura y la docencia son caminos que no solo construyen una carrera, sino también una comunidad más conectada, consciente y empática.