miércoles, agosto 20, 2025
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La vida entre el fuego: Historia de una mujer bombera

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  • Eva Rentería es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia

Ser bombero es una de las profesiones más demandantes, tanto física como mentalmente. Requiere valentía, resistencia y una preparación constante para enfrentar situaciones de riesgo extremo. En un ámbito históricamente dominado por hombres, Eva Rentería Soto ha demostrado que las mujeres pueden desempeñarse con la misma capacidad en este oficio.

Eva es potosina, arquitecta de profesión y bombera de planta desde diciembre. Sin embargo, su historia en el cuerpo de bomberos comenzó mucho antes, en 2017, cuando ingresó como voluntaria. Su interés nació casi por casualidad. “Vine a hacer unos trámites a las oficinas y vi el camión de buceo. Soy buzo certificado en el ámbito deportivo y me llamó la atención que tuvieran una unidad de rescate acuático. Empecé a preguntar, ingresé a la academia y me enamoré de la profesión”, relata.

Rompiendo estereotipos

La presencia de mujeres en el cuerpo de bomberos sigue siendo minoritaria, pero Eva ha encontrado un ambiente de respeto y compañerismo. “No siento una diferencia de trato por ser mujer. Todos trabajamos igual en los incendios, nos cuidamos y apoyamos”, afirma. Sin embargo, reconoce que el reto más grande no ha sido la aceptación dentro del equipo, sino la exigencia física del trabajo. “Debemos estar preparadas físicamente y mentalmente para poder aportar al equipo en vez de ser una carga”, señala.

El trabajo de bombero es exigente y a menudo incómodo: largas jornadas, pocas horas de sueño, condiciones extremas y una constante exposición al peligro. “Los servicios son incómodos. Tienes que aguantar las ganas de ir al baño, soportar el cabello despeinado, las manos maltratadas, el cansancio”, comenta.

Un golpe de realidad

El riesgo de ser bombero quedó marcado en la memoria de Eva hace exactamente un año, con la muerte de un compañero. “Hasta ese momento, creo que muchos de nosotros no dimensionábamos realmente el peligro de la profesión. Fue un golpe de realidad que me hizo reafirmar el compromiso de estar siempre capacitada y preparada”, confiesa.

Para Eva, el camino de las mujeres en profesiones dominadas por hombres es cada vez más amplio. “Antes no teníamos tantas oportunidades. Yo misma, como arquitecta, me he dedicado al área operativa en la obra, con personal a mi cargo. Cada vez más mujeres estamos abriendo camino y demostrando que podemos estar en cualquier ámbito”, dice con orgullo. Su mensaje para aquellas que quieren seguir este camino es claro: “Con preparación y vocación, podemos llegar a ser lo que queramos”.

Los retos de la profesión

Eva recuerda su primer incendio como bombero de planta como un momento clave. “Como voluntario estás en segunda línea, pero cuando ya eres de planta, no hay a dónde hacerse. Ahí entendí que tenía que dominar mis nervios y actuar como nos enseñan”, dice.

Los incendios más fuertes que ha enfrentado han sido en condiciones extremas. Recientemente, el 31 de diciembre, combatió un incendio en un taller mecánico donde se incendiaron nueve camionetas y motocicletas. “Había explosiones, las llamas estaban muy vivas, y el cansancio del día lo hacía más desafiante”, cuenta.

A pesar de los riesgos, Eva prefiere enfocarse en la seguridad y la prevención en lugar del miedo. “Si pienso en el peligro, me paralizo. Prefiero evaluar la situación y pensar en cómo mantener un escenario seguro”, explica.

Eva Rentería Soto es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia. Entre el fuego y el riesgo, ha encontrado su vocación y la certeza de que, con determinación, cualquier mujer puede abrirse camino en el mundo que elija.

  • Eva Rentería es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia

Ser bombero es una de las profesiones más demandantes, tanto física como mentalmente. Requiere valentía, resistencia y una preparación constante para enfrentar situaciones de riesgo extremo. En un ámbito históricamente dominado por hombres, Eva Rentería Soto ha demostrado que las mujeres pueden desempeñarse con la misma capacidad en este oficio.

Eva es potosina, arquitecta de profesión y bombera de planta desde diciembre. Sin embargo, su historia en el cuerpo de bomberos comenzó mucho antes, en 2017, cuando ingresó como voluntaria. Su interés nació casi por casualidad. “Vine a hacer unos trámites a las oficinas y vi el camión de buceo. Soy buzo certificado en el ámbito deportivo y me llamó la atención que tuvieran una unidad de rescate acuático. Empecé a preguntar, ingresé a la academia y me enamoré de la profesión”, relata.

Rompiendo estereotipos

La presencia de mujeres en el cuerpo de bomberos sigue siendo minoritaria, pero Eva ha encontrado un ambiente de respeto y compañerismo. “No siento una diferencia de trato por ser mujer. Todos trabajamos igual en los incendios, nos cuidamos y apoyamos”, afirma. Sin embargo, reconoce que el reto más grande no ha sido la aceptación dentro del equipo, sino la exigencia física del trabajo. “Debemos estar preparadas físicamente y mentalmente para poder aportar al equipo en vez de ser una carga”, señala.

El trabajo de bombero es exigente y a menudo incómodo: largas jornadas, pocas horas de sueño, condiciones extremas y una constante exposición al peligro. “Los servicios son incómodos. Tienes que aguantar las ganas de ir al baño, soportar el cabello despeinado, las manos maltratadas, el cansancio”, comenta.

Un golpe de realidad

El riesgo de ser bombero quedó marcado en la memoria de Eva hace exactamente un año, con la muerte de un compañero. “Hasta ese momento, creo que muchos de nosotros no dimensionábamos realmente el peligro de la profesión. Fue un golpe de realidad que me hizo reafirmar el compromiso de estar siempre capacitada y preparada”, confiesa.

Para Eva, el camino de las mujeres en profesiones dominadas por hombres es cada vez más amplio. “Antes no teníamos tantas oportunidades. Yo misma, como arquitecta, me he dedicado al área operativa en la obra, con personal a mi cargo. Cada vez más mujeres estamos abriendo camino y demostrando que podemos estar en cualquier ámbito”, dice con orgullo. Su mensaje para aquellas que quieren seguir este camino es claro: “Con preparación y vocación, podemos llegar a ser lo que queramos”.

Los retos de la profesión

Eva recuerda su primer incendio como bombero de planta como un momento clave. “Como voluntario estás en segunda línea, pero cuando ya eres de planta, no hay a dónde hacerse. Ahí entendí que tenía que dominar mis nervios y actuar como nos enseñan”, dice.

Los incendios más fuertes que ha enfrentado han sido en condiciones extremas. Recientemente, el 31 de diciembre, combatió un incendio en un taller mecánico donde se incendiaron nueve camionetas y motocicletas. “Había explosiones, las llamas estaban muy vivas, y el cansancio del día lo hacía más desafiante”, cuenta.

A pesar de los riesgos, Eva prefiere enfocarse en la seguridad y la prevención en lugar del miedo. “Si pienso en el peligro, me paralizo. Prefiero evaluar la situación y pensar en cómo mantener un escenario seguro”, explica.

Eva Rentería Soto es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia. Entre el fuego y el riesgo, ha encontrado su vocación y la certeza de que, con determinación, cualquier mujer puede abrirse camino en el mundo que elija.

  • Eva Rentería es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia

Ser bombero es una de las profesiones más demandantes, tanto física como mentalmente. Requiere valentía, resistencia y una preparación constante para enfrentar situaciones de riesgo extremo. En un ámbito históricamente dominado por hombres, Eva Rentería Soto ha demostrado que las mujeres pueden desempeñarse con la misma capacidad en este oficio.

Eva es potosina, arquitecta de profesión y bombera de planta desde diciembre. Sin embargo, su historia en el cuerpo de bomberos comenzó mucho antes, en 2017, cuando ingresó como voluntaria. Su interés nació casi por casualidad. “Vine a hacer unos trámites a las oficinas y vi el camión de buceo. Soy buzo certificado en el ámbito deportivo y me llamó la atención que tuvieran una unidad de rescate acuático. Empecé a preguntar, ingresé a la academia y me enamoré de la profesión”, relata.

Rompiendo estereotipos

La presencia de mujeres en el cuerpo de bomberos sigue siendo minoritaria, pero Eva ha encontrado un ambiente de respeto y compañerismo. “No siento una diferencia de trato por ser mujer. Todos trabajamos igual en los incendios, nos cuidamos y apoyamos”, afirma. Sin embargo, reconoce que el reto más grande no ha sido la aceptación dentro del equipo, sino la exigencia física del trabajo. “Debemos estar preparadas físicamente y mentalmente para poder aportar al equipo en vez de ser una carga”, señala.

El trabajo de bombero es exigente y a menudo incómodo: largas jornadas, pocas horas de sueño, condiciones extremas y una constante exposición al peligro. “Los servicios son incómodos. Tienes que aguantar las ganas de ir al baño, soportar el cabello despeinado, las manos maltratadas, el cansancio”, comenta.

Un golpe de realidad

El riesgo de ser bombero quedó marcado en la memoria de Eva hace exactamente un año, con la muerte de un compañero. “Hasta ese momento, creo que muchos de nosotros no dimensionábamos realmente el peligro de la profesión. Fue un golpe de realidad que me hizo reafirmar el compromiso de estar siempre capacitada y preparada”, confiesa.

Para Eva, el camino de las mujeres en profesiones dominadas por hombres es cada vez más amplio. “Antes no teníamos tantas oportunidades. Yo misma, como arquitecta, me he dedicado al área operativa en la obra, con personal a mi cargo. Cada vez más mujeres estamos abriendo camino y demostrando que podemos estar en cualquier ámbito”, dice con orgullo. Su mensaje para aquellas que quieren seguir este camino es claro: “Con preparación y vocación, podemos llegar a ser lo que queramos”.

Los retos de la profesión

Eva recuerda su primer incendio como bombero de planta como un momento clave. “Como voluntario estás en segunda línea, pero cuando ya eres de planta, no hay a dónde hacerse. Ahí entendí que tenía que dominar mis nervios y actuar como nos enseñan”, dice.

Los incendios más fuertes que ha enfrentado han sido en condiciones extremas. Recientemente, el 31 de diciembre, combatió un incendio en un taller mecánico donde se incendiaron nueve camionetas y motocicletas. “Había explosiones, las llamas estaban muy vivas, y el cansancio del día lo hacía más desafiante”, cuenta.

A pesar de los riesgos, Eva prefiere enfocarse en la seguridad y la prevención en lugar del miedo. “Si pienso en el peligro, me paralizo. Prefiero evaluar la situación y pensar en cómo mantener un escenario seguro”, explica.

Eva Rentería Soto es actualmente la única mujer operativa en su estación. Su historia es un testimonio de pasión, entrega y resiliencia. Entre el fuego y el riesgo, ha encontrado su vocación y la certeza de que, con determinación, cualquier mujer puede abrirse camino en el mundo que elija.

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