Reino Unido, Francia, España, México; son algunos ejemplos donde estas medidas han sido trabajadas.
La sobrerrepresentación legislativa favorece a los partidos más votados. Eso ocurre en Reino Unido, Francia, España… y México. El motivo es garantizar la estabilidad de los sistemas políticos y evitar la parálisis parlamentaria.
A principios de siglo, los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón se quejaban de que la oposición obstaculizaba sus reformas en el Congreso, e incluso hacían campañas pidiéndole al electorado “quitarle el freno al cambio”. Eran tiempos en que los politólogos hablaban de la estorbosa “parálisis legislativa”.
Curiosamente, los cambios a las leyes electorales de 2009 terminaron beneficiando a la coalición de PRI-PVEM en 2012 y 2015, así como los ajustes políticos del Pacto por México de 2014 apuntalaron a Morena y sus aliados en 2018, 2021 y probablemente 2024.
En las elecciones francesas, a dos vueltas en junio y julio pasados, los partidos de casi todo el arco político, del centro derecha a la extrema izquierda, maniobraron para cerrarles el paso a los candidatos de la ultraderecha a la Asamblea Nacional, lo que la perjudicó con una subrepresentación de 8.6 por ciento.
Por esos mismos días, el 4 de julio en Reino Unido, se confirmó la inmensa derrota del partido en el gobierno a manos de los laboristas, a pesar de que el voto del ‘Labour’ creció apenas en 1.6 por ciento: esto, aparejado con una caída del Partido Conservador y al avance de otros grupos más pequeños, se tradujo en una sobrerrepresentación de los centroizquierdistas: con el 33.7 por ciento de los votos obtuvieron el 63.3 por ciento de los miembros del Parlamento.
Los tories conservadores no se podían quejar: por los últimos 12 años, como en tantas veces anteriores, también habían gobernado gracias a la sobrerrepresentación, que en la pasada legislatura fue de 12.5% por ciento.
En España, mientras tanto, el derechista Partido Popular, aunque está en la oposición, se beneficia de un sistema electoral que sostenidamente le ha permitido obtener un porcentaje de legisladores mayor que su tajada de votos: los comicios de julio de 2023 le permitieron alcanzar una sobrerrepresentación de 6.1 por ciento en diputados y de casi 25 por ciento en senadores.
Esto también ha sido normal en México, en el caso de las coaliciones, que desde 2008 no están sujetas al límite de 8 por ciento a la sobrerrepresentación que sí tienen los partidos: la del PRI-PVEM, que se presentó a las elecciones de 2012 y 2015, la tuvo de 8.22 por ciento en la primera y de 11.72 en la segunda.
Con el cambio en las preferencias mayoritarias del electorado, el beneficio se trasladó después a las coaliciones formadas por el obradorismo: en 2018, fue de 15.22 por ciento para Morena-PT-PES; y en 2021, de 12.83 por ciento para Morena-PT-PVEM.
Este viernes, el Instituto Nacional Electoral resolverá si sostiene la norma que sólo les impone límites de sobrerrepresentación a los partidos y no a las coaliciones (por lo que la alianza Morena-PT-PVEM la alcanzaría en 18.1 por ciento), o la modifica.