Ante la inacción del Gobierno para frenar la violencia, obispos y sacerdotes destacados en Guerrero decidieron negociar y pactar con capos del narco. Lograron un acuerdo para cesar ataques en Chilpancingo y respetar el control criminal sobre las rutas de transporte público, pero no alcanzaron una tregua general en todo el estado.
Cinco obispos, uno de ellos emérito, y otros sacerdotes emprendieron negociaciones hace unas semanas para apaciguar la narcoviolencia en Guerrero, estado gobernado por Evelyn Salgado, de Morena, luego de que las autoridades no han podido frenar las acciones criminales.
Si bien en Chilpancingo, municipio que gobierna la también morenista Otilia Hernández, prelados y narcos alcanzaron un acuerdo para el resto del estado, no lograron consenso, aunque dejaron abierta la puerta de negociaciones.
«Los territorios no los sueltan, les ha costado vidas, les ha costado trabajo, les ha costado dizque ganárselos y no los sueltan», dijo el prelado José de Jesús González al referirse a las organizaciones que se negaron a establecer una tregua en toda la entidad.
Salvador Rangel, Obispo emérito, dijo que no cesará la negociación con criminales.
«Vamos a seguir insistiendo con ellos para que se pacte una tregua y la paz en Guerrero, en donde en estos momentos ciudades como Taxco, Chilpancingo y Acapulco están incendiadas por la violencia.
«El Gobierno del estado no quiere buscarle una salida a este problema a lo mejor por dos cuestiones: una, porque simplemente no le interesa y la otra, es porque está coludido con alguna organización criminal», añadió.
La violencia en Chilpancingo, desatada el pasado 5 de febrero, ha dejado un saldo de cinco choferes asesinados y cuatro unidades incendiadas.
Transportistas de mil 600 unidades pararon servicio durante 10 días. También el transporte foráneo y como consecuencia, las escuelas estuvieron cerradas.
Los grupos criminales que disputan el control en la ciudad son Los Tlacos y Los Ardillos.
«Se logró un acuerdo entre los dos grupos para lograr la paz en Chilpancingo», dijo el sacerdote Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello.
«No hubo ninguna condición que pusieran en la mesa los dos grupos. Simplemente hubo acuerdo para que el transporte público se reactive».
Además de ese encuentro, Obispos de las distintas diócesis dialogaron en forma individual con los líderes de las organizaciones criminales que predominan en Guerrero para discutir una propuesta de paz en el estado.
El Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González, dijo que los grupos criminales no quisieron realizar un pacto estatal porque no se pusieron de acuerdo en el reparto de los territorios que disputan.
González detalló que platicó con los líderes criminales que operan en la región de Tierra Caliente y la zona de la Sierra, donde dominan La Familia Michoacana y el Cártel Jalisco.
Cuestionó que el Gobierno se niegue a dialogar con los grupos de la delincuencia para lograr la pacificación de Guerrero.
«El Gobierno tiene los recursos, tiene los medios y pueden dialogar con ellos (líderes de las agrupaciones) para que haya una tregua y haya paz, pero parece que nos han dejado solos», criticó el Obispo.
Los otros tres Obispos que, según la versión de González, dialogaron con otros grupos criminales son: Joel Ocampo, de la Diócesis de Ciudad Altamirano; Dagoberto Sosa, de la Diócesis de Tlapa, y el Arzobispo de Acapulco, Leopoldo González.