La liquidación de criptoactivos está poniendo a prueba el axioma de la industria de que el Bitcoin es el equivalente al «oro digital» y, por lo tanto, pertenece a una cartera de activos para protegerse contra los giros del mercado de valores.
A medida que las acciones se hundieron el lunes pasado y las operaciones de carry trade se desmoronaron, el Bitcoin se comportó más como acciones que como oro, cayendo en un momento un 17 por ciento a menos de 50 mil dólares antes de recuperar algunas pérdidas. En julio, su correlación con el metal precioso se había vuelto negativa.
«No es realista pensar que los inversionistas institucionales estén asignando capital al Bitcoin por la misma razón que al oro», dijo el analista de eToro Josh Gilbert. «Estos dos activos no desempeñan el mismo papel en las carteras de inversión».
«Si los inversionistas entran en pánico o buscan desapalancarse, las criptomonedas suelen ser el primer activo de la lista», manifestó Gilbert.
Las comparaciones entre el Bitcoin y el oro tienen sus raíces en parte en su respectiva escasez. Así como hay un suministro finito de oro debajo de la superficie de la Tierra, la cadena de bloques del Bitcoin está diseñada para ralentizar automáticamente la creación de nuevos tokens a través de un proceso cuatrienal conocido como reducción a la mitad. Al final, habrá 21 millones de Bitcoins en circulación.
Algunos analistas son más reacios a abandonar la tesis de que Bitcoin es oro, o al menos la idea de que algún día podría hacerse realidad.
De hecho, después de caer un 13 por ciento desde principios de julio, el Bitcoin sigue siendo uno de los principales activos con mejor rendimiento, aumentando un 26 por ciento este año para superar ampliamente al oro.
Pero el repunte fue impulsado por el lanzamiento de ETF de Bitcoin al contado en Estados Unidos a principios de enero, más que por cualquier otro evento.