Más de 200 personas se reunieron este domingo 18 de marzo para marchar en silencio por las calles del Centro Histórico de San Luis Potosí, en una movilización pacífica para exigir justicia por el asesinato de Sandra Revilla, víctima de la creciente ola de violencia que golpea a la ciudad.
Vestidos de blanco y sin lanzar consignas, las y los asistentes caminaron en completo silencio hasta las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), en un acto simbólico de duelo, denuncia y protesta. Aunque no hubo gritos, el silencio resonó con fuerza: “el silencio también hace ruido”, fue el mensaje implícito que acompañó la caminata.
Al llegar a la FGE, el contingente hizo público un posicionamiento con una serie de exigencias puntuales a las autoridades de seguridad en los tres niveles de gobierno:
- Coordinación real entre corporaciones policiacas, sin tintes políticos ni evasión de responsabilidades.
- Creación de un Consejo Ciudadano de Seguridad, plural y con representantes de la sociedad civil, no solo del sector empresarial.
- Mayor inversión en inteligencia policial y estrategias de prevención del delito, no solo en operativos reactivos.
Sandra Revilla fue asesinada con tres disparos por dos hombres a bordo de una motocicleta. Aunque las autoridades manejan la versión de un intento de asalto, la Fiscalía ha reconocido que los agresores huyeron sin llevarse ningún objeto de valor.
Hasta ahora, no hay personas detenidas ni avances públicos en la investigación, lo que ha generado frustración e indignación entre la ciudadanía. El caso de Sandra ha cimbrado a la sociedad potosina, no solo por la violencia del crimen, sino por lo que representa: una vida arrancada en plena calle, a plena luz del día y sin consecuencias visibles para los responsables.
La marcha, sin pancartas ni megáfonos, fue un llamado claro: el silencio también puede ser una forma de exigir justicia. Una exigencia que, aunque no se gritó, se escuchó con fuerza en cada paso.