Espinosa se dice orgullosa de haber puesto el nombre de México en alto en justas olímpicas, pero también destaca el hecho de motivar a otras jóvenes clavadistas a seguir sus pasos
La determinación, el esfuerzo y los sacrificios le permitieron a la exclavadista Paola Espinosa escribir su nombre en la historia del deporte mexicano, al conquistar dos preseas olímpicas.
Un bronce, al lado de Tatiana Ortiz en Beijing 2008, y una medalla de plata junto a una joven Alejandra Orozco en Londres 2012, son la principal muestra de su legado. Ambas, desde la plataforma de 10 metros, en la modalidad de sincronizados.
Hechos que la volvieron una fuente de inspiración para generaciones completas, que la vieron superar sus miedos y poner la bandera tricolor en alto en competencias mundiales, un motivo de satisfacción para ella.
“Me gusta ser recordada como una clavadista que dejó el nombre de México en alto. Hice un buen trabajo, sin entender que lo podía hacer. Me siento feliz y llena de orgullo por dejar una semillita en cada una de ellas, y la visión de que se puede lograr todo objetivo”, compartió, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
Espinosa, quien ve un extraordinario momento en los clavados para México, con miras a los Juegos Olímpicos París 2024, destacó las cualidades de los clavadistas nacionales, quienes buscarán dar buenos resultados.
“El clavadista mexicano es talentoso. Una cualidad, y la más importante, es que arriesgan y se atreven a realizar clavados diferentes, de alto grado de dificultad. Me encanta saber que tenemos gente que realiza clavados únicos en el grado de dificultad y tiene el respeto del resto del mundo”, señaló.
Está segura de que habrá buenos resultados en París.