Israel parece haberse embarcado en la ambiciosa misión de eliminar a todos sus enemigos en Medio Oriente.
Así, mientras los combates contra Hamás en la Franja de Gaza están a punto de cumplir un año y no muestran indicios de concluir, y tras propinar duros golpes a la cúpula y estructura militar de la milicia chiita Hezbolá en el Líbano durante las últimas dos semanas, las autoridades israelíes han fijado ahora su mirada en otro grupo hostil: los hutíes de Yemen.
El domingo, decenas de aviones israelíes recorrieron los más de 2.200 kilómetros que separan a Israel de Yemen, al sur de la península arábiga, y llevaron a cabo una “operación aérea a gran escala”, en la que bombardearon distintas posiciones de los hutíes, incluidos un puerto y plantas de energía eléctrica.
El ataque dejó al menos cuatro muertos y 33 heridos, según informaron los medios controlados por los hutíes, un grupo fundamentalista chiita aliado de Irán y de la palestina Hamás.
«Nuestro mensaje es claro: para nosotros, ningún lugar es demasiado lejano«, afirmó el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant.
Los bombardeos israelíes han vuelto a centrar la atención sobre los hutíes, pero ¿quiénes son y qué buscan? A continuación, responderemos a esas y otras preguntas.
Los partidarios de Dios
La milicia hutí —o Ansar Allah (Partidarios de Dios), su nombre real— es un movimiento chiíta que hoy controla alrededor del 30% del territorio de Yemen, donde ha impuesto un régimen fundamentalista y represor, acusado de graves violaciones de derechos humanos.
El grupo se formó en la década de 1990 y está integrado por miembros de la minoría musulmana chiita del país: los zaidíes.
Los zaidíes son la rama del chiismo más cercana al sunismo teológicamente hablando, según los expertos. Este grupo tribal se concentra en el norte de Yemen y representa alrededor de un tercio de los 33 millones de habitantes del país árabe.
La milicia hutí denunciaba tanto la corrupción del entonces presidente Alí Abdalá Salé como la opresión a la que estaban sometidos los chiitas por la mayoría suní, respaldada por la rica Arabia Saudita.
Sin embargo, no fue sino hasta principios de este siglo que comenzó a ganar notoriedad, luego que la agrupación se alzó en armas contra Salé.
En 2004, tomaron el nombre de uno de sus líderes, el clérigo Hussein Badreddin al Houthi, quien fue asesinado por las fuerzas gubernamentales en septiembre de ese año.
Houthi, quien además de líder religioso fue un militar y parlamentario yemení, aspiraba a hacerse con el poder, si no en todo el país, al menos en una parte, y crear un nuevo Estado independiente para los zaidíes.
En 2011, el grupo se sumó a la llamada Primavera Árabe y participó en las masivas protestas que forzaron a Salé a entregar el poder a su segundo, Abdrabbuh Mansour Hadi.
No obstante, a los pocos años ya estaban alzados también contra el nuevo mandatario e incluso llegaron a un acuerdo con Salé, su antiguo enemigo, al cual le prometieron devolverlo a la presidencia a cambio de su apoyo contra Hadi.
En cuestión de meses los hutíes tomaron el control de la provincia de Sadá en el norte del país y, a principios de 2015, capturaron la capital, Saná, obligando a Hadi a huir al extranjero.
Sin embargo, sus conquistas fueron frenadas por Arabia Saudita, la cual, junto a Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, lanzaron una campaña militar con el propósito de derrocar a los hutíes y restaurar al presidente Hadi en el poder.
Las autoridades saudíes temían que Yemen se convirtiera en un satélite de su enemigo: Irán.
Pese a que los ataques han provocado 150.000 muertos y miles más de heridos, los hutíes han conseguido retener el control de grandes zonas del país.
A finales de 2022 se alcanzó una tregua que puso fin a los combates entre el grupo y la coalición liderada por Arabia Saudita.
El actual líder de los hutíes es el hermano del fundador del grupo, Abdul Malik al Houthi, reportó Euronews.
Sus apoyos
El grupo yemení ha copiado el modelo de Hezbolá, la milicia-partido chiita de Líbano, con el que mantienen estrechos nexos.
Hezbolá les ha proporcionado entrenamiento militar desde 2014, de acuerdo con el Centro de Lucha contra el Terrorismo, un instituto militar de investigación estadounidense.
Los hutíes también consideran a Irán, el gran estado chiita, como un aliado, mientras ven a la sunita Arabia Saudita como uno de sus enemigos, así como a las potencias occidentales e Israel.
Los servicios de inteligencia occidentales aseguran que Irán suministra armas y recursos financieros a los rebeldes yemeníes.
EE.UU. y Arabia Saudita han acusado que Irán de darle al grupo los misiles balísticos que en 2017 fueron disparados contra la capital saudí, Riad, y los cuales fueron derribados.
Arabia Saudita también culpó a Irán de suministrar a los hutíes los misiles de crucero y los drones que fueron usados para atacar algunas de sus instalaciones petroleras en 2019.
El suministro de estas armas violaría un embargo de armas impuesto por Naciones Unidas sobre Yemen. Desde Teherán han negado tales acusaciones.
¿Qué tan fuertes son?
El gobierno internacionalmente reconocido de Yemen es el Consejo de Liderazgo Presidencial, al que el presidente Abd-Rabbu Mansur Hadi transfirió sus poderes en abril de 2022. Esta instancia tiene su sede en Riad, Arabia Saudita.
No obstante, la mayor parte de la población yemení vive en áreas bajo control hutí, y la organización recauda impuestos en la parte norte del país y también imprime dinero.
Los rebeldes controlan alrededor del 30% del territorio de Yemen, incluida gran parte de la costa del mar Rojo, desde donde, en los últimos meses, han lanzado ataques contra buques mercantes que buscan pasar por el Canal de Suez y también reciben suministros de aliados como Irán.
Lo anterior explica por qué uno de los objetivos de los bombardeos israelíes fue el puerto de Al Hudayda, al oeste del país.
El Consejo de Seguridad de la ONU estimaba que en 2010 los hutíes contaban con entre 100.000 y 120.000 seguidores, compuestos por tropas armadas y partidarios desarmados.
Cuentan con armas sofisticadas, como drones y misiles de largo alcance, con los cuales han realizado varios ataques contra Israel en los últimos meses.
En la mira desde hace tiempo
Después de la invasión de Irak encabezada por Estados Unidos en 2003, los hutíes adoptaron el lema: «Dios es grande. Muerte a EE.UU. Muerte a Israel. Maldición a los judíos y victoria para el Islam», lo cual los colocó bajo el radar de los servicios de inteligencia occidentales y de Israel.
La agrupación se ha declarado como parte del «eje de resistencia» liderado por Irán contra Israel, EE.UU. y Occidente en general, junto con Hamás y Hezbolá.
Desde finales de 2023 volvieron a atraer la atención mundial con los ataques con drones y misiles que lanzaron contra decenas barcos cargueros que pasaban por el Mar Rojo rumbo al Canal de Suez.
El grupo presentó estas acciones como una represalia por las operaciones militares que Israel lanzó contra de Hamás en la Franja de Gaza y los cuales fueron la respuesta israelí a los mortíferos ataques que la organización palestina perpetró el 7 de octubre y donde más de 1.200 personas murieron y 250 fueron secuestradas.
«Están luchando contra los imperialistas, contra los enemigos de la nación del Islam… Eso resonó bien en su base», declaró hace unos meses Hisham al Omeisy, experto en Yemen del Instituto Europeo de la Paz, para explicar las acciones de los rebeldes yemeníes.
Los ataques contra los cargueros forzaron a muchas compañías a utilizar rutas más largas, bordeando África y encareciendo el precio de los fletes un 170%.
Y, por ello, a finales de 2023 las fuerzas armadas de EE.UU. y el Reino Unido lanzaron una serie de bombardeos contra posiciones de los hutíes con la finalidad de asegurar que la ruta por la que discurre el 12% del comercio mundial de mercancías continuara abierta sin problemas.
Pese al castigo que recibió en el pasado de EE.UU. y sus aliados y ahora de Israel, los rebeldes han rechazado abandonar el “eje de la resistencia” y se han mostrado desafiantes.
“El apoyo yemení no se detendrá, nuestros ataques contra el enemigo sionista no se detendrán”, aseguró la prensa hutí luego de los bombardeos israelíes del domingo.