Alrededor de 300 médicos veterinarios se manifestaron en el centro histórico de San Luis Potosí, exigiendo el cese de la violencia física, emocional, psicológica y cibernética que enfrentan por parte de los dueños de animales. Antonio Muñoz Ramos, tesorero del Colegio de Médicos Veterinarios del Estado, denunció una alarmante realidad que muchos desconocen.
La protesta se realizó en el marco del trágico asesinato del médico veterinario Héctor Hernández Cañas, quien fue víctima de agresiones por parte de propietarios de mascotas ante la muerte de sus animales. Muñoz Ramos destacó que los veterinarios no solo temen por la salud de los animales, sino también por su seguridad personal. A lo largo de los años, han sido víctimas de amenazas de muerte, difamación en redes sociales y agresiones físicas, con al menos cinco incidentes registrados en lo que va del año.
Además, señaló que estas agresiones también afectan a las familias de los profesionales. En uno de los casos, un veterinario recibió amenazas contra la vida de sus hijos. La situación ha generado un ambiente de trabajo de alto riesgo, pues la frustración de los dueños de las mascotas puede desencadenar ataques directos.
Los médicos veterinarios explicaron que, a menudo, no pueden salvar a los animales debido a enfermedades complejas o avanzadas, lo que genera malentendidos y agresiones de los propietarios. Ante esta situación, exigen un cambio legislativo que proteja a los profesionales de la salud animal contra la difamación y las amenazas, ya que actualmente no existen leyes que los respalden frente a ataques en redes sociales.
Con la marcha, que recorrió varias calles principales de la ciudad, los veterinarios buscaron sensibilizar a la sociedad y a las autoridades sobre la necesidad de proteger su labor. También hicieron un llamado al Congreso del Estado y la Fiscalía General del Estado para que tomen medidas y aprueben leyes que garanticen la seguridad de estos profesionales. Además, pidieron el apoyo de la Secretaría de Agricultura y otras instituciones para mejorar el bienestar de la profesión.
La manifestación también incluyó un paro de actividades en clínicas locales, con la participación no solo de médicos veterinarios, sino también del personal administrativo y de la industria que apoya la profesión.