Ya establecido como una tradición mexicana, el organillero o cilindrero es un oficio que afortunadamente ha perdurado por décadas en México con el propósito de amenizar con sus clásicas melodías las calles y los espacios públicos de las ciudades, endulzando los oídos de los transeúntes que se dirigen a sus destinos.
El organillo es un instrumento que se compone básicamente de una caja de resonancia un fuelle para producir aire, y una manija que hace girar los cilindros con orificios, a través de los cuales circula el aire, y esto hace que se produzcan los sonidos o notas musicales de las melodías “grabadas” en dichos cilindros las cuales aún se continúan escuchando en varias ciudades del país. Este instrumento llegó proveniente de Alemania y se popularizó en la época del porfiriato, dando origen al popular oficio.
En San Luis Potosí solía ser común ver organilleros tocando en algún punto del centro histórico, sin embargo, cada vez más ha ido disminuyendo su presencia, debido a la indiferencia de las personas que pasan cerca de ellos, y consecuentemente, los ingresos que perciben gracias a los donativos que les entregan los transeúntes, han ido mermando cada vez más.
Gaspar Hernández Rivera, organillero desde hace 23 años y que toca en el centro de San Luis Potosí, comentó que actualmente sólo son dos los organilleros que radican en la ciudad, pero que en ocasiones pueden llegar algunos más de otra parte del país, sin embargo, su estadía es muy corta.
Gaspar mencionó que se inició en este oficio buscando una mejor vida, y que suele hacer presencia con su organillo en los alrededores de la Alameda, Plaza del Carmen y en el Jardín San Juan de Dios, ya que no tienen permitido adentrarse en el resto del Centro Histórico, y cuando lo hacen, se les deja estar por un corto tiempo, nos comentó que, algunas de las canciones que interpretan son “La cama de piedra”, “Que me toquen las golondrinas”, “Las mañanitas” y “Paso del norte”.
Respecto a su presencia en el Centro Histórico, Gaspar considera que es un tema que se tiene que tratar con la Secretaría de Cultura, pero que no ha habido diálogos ni acercamientos para llegar a un acuerdo.