- Jueces en campaña: entre TikTok, chicharrones y pasos prohibidos
“Más preparado que un chicharrón”, dice con entusiasmo Aristides Rodrigo, uno de los aspirantes a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), mientras camina por los pasillos de la Facultad de Derecho de la UNAM. En el video, que ya acumula miles de visualizaciones en TikTok, presume su doctorado, maestría y especialidad en Derecho Constitucional. Con humor y referencias populares, Rodrigo encabeza una nueva generación de candidatos a jueces, magistrados y ministros que han hecho de las redes sociales su principal —y casi única— plataforma electoral.
Por primera vez en la historia de México, los cargos del Poder Judicial se elegirán por voto popular. Y aunque se trata de un proceso inédito que promete democratizar la justicia, también ha dado lugar a una campaña atípica, marcada más por la creatividad digital que por los debates jurídicos. Sin financiamiento público, sin respaldo de partidos y con estrictas reglas impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE), los más de 3 mil aspirantes han echado mano de sus celulares y del ingenio para conquistar al electorado. Su escenario favorito: TikTok.

Bailes, bromas y justicia
En un video que mezcla sátira con crítica al sistema judicial, la candidata Dora Martínez Valero aparece como “Dora la Transformadora”, derribando un “muro de papeleo” mientras promete una justicia más simple y cercana. Por su parte, Abraham Dávila Rodríguez, otro aspirante a ministro, se suma al trend del momento bailando al ritmo de “Not Like Us” de Kendrick Lamar. “Queremos conectar con la gente, no sólo con abogados”, afirma en sus redes.
Los videos varían entre los mensajes emotivos, las historias personales y el humor. Hay quienes narran cómo vencieron obstáculos para estudiar derecho, mientras otros apelan al lenguaje juvenil para atraer a votantes que, en muchos casos, no tienen claro ni qué se vota.
“De dónde chingados voy a sacar 400 mil pesos para hacer campaña”, dice Aristides Rodrigo en uno de sus clips. Es una realidad: los aspirantes deben financiar sus campañas con recursos propios. Los topes van de 220 mil pesos para jueces a poco más de 1.4 millones para los cargos nacionales. Sin embargo, lo que no tienen en dinero lo compensan con creatividad.
Campañas sin reglas claras, pero con muchas restricciones
El INE ha establecido una lista rigurosa de lo que no pueden hacer los candidatos: nada de espectaculares, nada de spots en radio o TV, ni siquiera publicidad pagada en redes sociales. No pueden recibir apoyo de partidos, hacer campaña en el extranjero ni imprimir propaganda fuera del papel. Tampoco pueden pagar por encuestas ni regalar nada a los votantes. Pero el uso orgánico de redes sociales no está restringido, lo que ha convertido a TikTok e Instagram en herramientas clave para las campañas.
“Las redes son el único espacio donde podemos expresarnos libremente”, señala uno de los aspirantes a juez local, quien ha recurrido a videos didácticos para explicar cómo funciona el sistema judicial.
Sin embargo, esta apertura ha generado controversia. Analistas advierten que el uso excesivo del entretenimiento podría trivializar el papel del Poder Judicial. “El riesgo es que se convierta en un concurso de popularidad, no en una elección de méritos”, advierte María del Carmen Nava, especialista en transparencia y rendición de cuentas.

“Es un desastre anunciado”: Jorge Chessal Palau sobre campañas judiciales en TikTok
Para Jorge Chessal Palau, presidente de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados Capítulo San Luis Potosí, y experto en Derecho Constitucional y Amparo, estas campañas no son una casualidad, sino el reflejo de un diseño institucional fallido.
“Se están llevando así las campañas porque casi es la única manera posible de hacerlo”, afirma Chessal Palau. “Los candados que impuso el INE hacen que prácticamente no haya otra forma. Las reglas son tan restrictivas que orillan a los candidatos a apostarlo todo a las redes sociales”.
Con más de 880 cargos federales en disputa, incluyendo ministros de la Suprema Corte, magistrados de circuito y jueces de distrito en diversas materias, el proceso electoral de junio de 2025 será el más grande en la historia de México. Pero también, advierte Chessal, será uno de los más confusos y opacos.
“En las boletas aparecen nombres, números y colores. Lo que las campañas buscan es posicionar eso en la mente del elector. El nombre, la cara o los conocimientos del candidato han pasado a segundo plano. Lo que importa es que se acuerden del número y el color al momento de votar”, lamenta.
La creatividad y la sátira se han vuelto moneda corriente. Candidatos que se presentan como “más preparados que un chicharrón”, o como “Dora la Transformadora”, intentan conectar con un electorado saturado de mensajes, pero sin acceso a información sustantiva sobre los perfiles de quienes buscan impartir justicia.
Chessal considera que esta lógica de campaña “viral” desvirtúa la esencia del proceso: “Vemos gente muy preparada que lleva años estudiando, que jamás había abierto una red social, y ahora tiene que andar bailando o usando frases ridículas para que alguien los vea en TikTok. Muchos incluso están felices porque les aumentaron las solicitudes de amistad”.
Y es que, como él explica, TikTok no perdona la lentitud. “Está más que probado que si un video no atrapa la atención en los primeros tres o cuatro segundos, el usuario lo pasa. Entonces, si en ese lapso el candidato no logra captar al espectador, ya perdió ese voto”.
El caso que más le impacta es el de la ministra Loretta Ortiz, quien, a pesar de su trayectoria académica y profesional, apostó en su arranque de campaña por una frase ligera: “Soy una chulada”. “Me parece terrible”, sentencia Chessal.
Sobre la posibilidad de que este ejercicio derive en reformas futuras para perfeccionar el modelo, el abogado es escéptico:
“Si esta reforma hubiera nacido con el objetivo de rediseñar el Poder Judicial, podríamos pensar en mejoras. Pero no. Esta reforma fue una venganza política de López Obrador. No busca construir algo nuevo, sino acabar con lo que hay. No veo posibilidad de corrección en el corto plazo”.
El pronóstico de Chessal Palau es desalentador. A su juicio, el proceso electoral será “desangelado, con baja participación”, y los ganadores —jueces, magistrados y ministros— serán elegidos no por sus méritos, sino por su cercanía con grupos políticos o su capacidad de movilizar votos.
“Así vamos a construir un Poder Judicial que, mientras no cambie el rumbo del país, va a ser un desastre. Perderá su autonomía, y lo más grave: dejará de ser un contrapeso real frente a los otros poderes”, concluye.
Una elección monumental, desigual y apresurada

De acuerdo con el reporte especial de la consultora Integralia, la elección judicial de junio de 2025 será la más grande en la historia del país: 881 cargos federales estarán en juego, además de cientos más a nivel local en 19 entidades. La Ciudad de México jugará un papel clave, ya que sus votantes podrán elegir cargos que impactan a nivel nacional debido a la concentración de juzgados federales.
Pero la elección arranca con serios desafíos: poco tiempo para organizarla, recursos insuficientes, boletas complejas y topes de campaña tan bajos que dificultan una promoción adecuada. Además, el riesgo de “voto disparejo” es alto: mientras unos ciudadanos elegirán jueces con influencia nacional, otros solo tendrán acceso a decisiones de su ámbito local.
En Durango y Veracruz, el panorama será aún más complicado, pues además de los cargos judiciales se votará por presidencias municipales, sindicaturas y regidurías. La jornada del 1º de junio será una verdadera prueba para las instituciones electorales.
¿Una justicia de likes?

La elección popular del Poder Judicial ha sido una promesa de transformación del sistema. Pero con la entrada de las redes sociales como campo de batalla, surgen preguntas difíciles: ¿deben los jueces hacer bailes virales para ganar votos? ¿Cómo asegurar que la popularidad no suplante la capacidad jurídica? ¿Podrá la ciudadanía evaluar con criterio a candidatos cuya única carta de presentación es un perfil de TikTok?
A medida que se acercan las fechas clave —como la difusión de resultados de la SCJN el 1° de junio y la toma de protesta el 1° de septiembre—, lo que está en juego no es solo la elección de funcionarios judiciales, sino el modelo mismo de justicia en México. Y mientras tanto, en TikTok, los “pasos prohibidos” continúan marcando el ritmo de una campaña tan inédita como desconcertante.
Lo que NO pueden hacer las candidaturas:
- Contratar espacios en radio y TV, internet, pautado en redes sociales o cualquier otro medio de comunicación
- Difundir propaganda con calumnias o acusaciones falsas
- Ofrecer o dar regalos, dinero o beneficios
- Imprimir propaganda en materiales distintos al papel
- Pagar para hacer o difundir encuestas
- Hacer campaña en el extranjero
- Usar propaganda que los relacione con un partido político
- Contratar espectaculares, bardas o autobuses para promocionarse
- Prorratear gastos entre varias candidaturas
Lo que SÍ pueden hacer las candidaturas:
- Asistir a eventos y debates públicos siempre y cuando sean invitados todos los participantes de esa contienda
- Usar redes sociales
- Distribuir propaganda impresa que sea biodegradable
- Tener reuniones públicas, pero sin organización (templetes, sillas, bocinas, etc.)
- Dar entrevistas de carácter noticioso
FECHAS RELEVANTES
30 de marzo a 28 de mayo- Campañas
1° de junio- Jornada electoral – Difusión de resultados de la SCJN
15 de junio- Difusión de resultados del resto de cargos federales
28 de agosto- Último día para resolver impugnaciones
1° de septiembre-Toma de protesta de personas electas ante el Senado